Beatriz



FECHA: 1976.

PAÍS: España.

DIRECTOR: Gonzalo Suárez.

ADAPTACIÓN: Santiago Moncada y Gonzalo Suárez basándose en los cuentos Beatriz y Mi hermana Antonia.

REPARTO: Carmen Sevilla (Doña Carlota), Nadiuska (Basilisa), Sandra Mozarowsky (Beatriz), José Sacristán (Máximo Bretal), Jorge Rivero (Fray Angel), Elsa Zabala (Saludadora), José Ruiz Lifante (Rata), Oscar Martín (Juan), Eduardo Bea (Tres dedos), Padro Luis Lavilla (Gondarín), José Luis Velasco (Cepillo), Sandalio Hernández (Cristamilde), Oscar Cortina (Herrero).

MUSICA: J.F. Gurbindo.

FOTOGRAFIA: Gonzalo Suárez.

DECORADOS: Ramiro Gómez.

VESTUARIO: Antonio Muñoz.

MAQUILLAJE: Carlos Nin.

MONTAJE: Antonio Gimeno.

DIRECTOR DE PRODUCCIÓN: José S. Vaquero.

AYUDANTE DE DIRECCIÓN: Rodolfo Medina.

TÍTULOS DE CREDITO: Alberto Corazón.

RODAJE: Monforte de Lemos y Pazo de Tor.

LABORATORIO: Fotofilm Madrid.

DURACIÓN: 85 minutos.

FORMATO: 35 mm.

PRODUCCIÓN: Lotus Film.


COMENTARIO

Los jardines que aparecen en Beatriz, Mi hermana Antonia y Rosarito de Valle-Inclán no son ni armoniosos ni dieciochescos sino umbríos y oscuros, invadidos amenazadoramente por la agreste vegetación circundante. Así al menos parece verlos Gonzalo Suárez el director de la adaptación cinematográfica de estos relatos de Valle-Inclán que refundió y presentó bajo el título unitario de Beatriz.

La mezcla de religión y erotismo que subyace en el fondo de estas historias constituyó un atractivo para que se llevara a cabo esta producción en un momento en el que ciertos aires de libertad llegaban al cine español. El papel de Basilisa fue interpretado por la actriz Nadiuska, todo un mito erótico en aquellos años, y a su cargo corren las escenas con más contenido sexual de la película. Interpretando a la severa Dona Carlota, también dejará ver algo de su anatomía una actriz mítica pero de otros tiempos y otros regímenes políticos: Carmen Sevilla quien, con esta clase de apariciones, intentaba reciclarse para el cine español de los 70. De hecho la actriz repetía con el director Gonzalo Suárez con quien ya había rodado, en 1974, La loba y la paloma.

José Sacristán interpretaba un correcto Máximo Bretal; único personaje a través del cual intenta hacerse oírse la voz de la razón, la ciencia y el sentido común en una casa de mujeres solas y un niño también solitario en la que la superstición y los malos augurios parecen haberse instalado. Sin embargo tampoco Bretal será inmune a esa corriente de sensualidad y animalidad, tras una escena que exalta sus sentidos, acabará por tener en sus brazos a la mismísima doña Carlota.

La película se resiente de un cierto acartonamiento tanto en la escenografía como en los actores que, en ocasiones, parecen actuar independientemente los unos de los otros limitándose a mirar espantados hacia un lugar fijo e indeterminado. Tampoco el montaje ni la banda sonora ayudan a mejorar el film pero la innegable fuerza de la narración, bien comprendida desde el primer momento por Gonzalo Suárez, acaba por conseguir que algunas escenas se resuelvan con éxito.

Josefa Bauló para El Pasajero



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