Valle en El País

Tomás Boned Aldás

I.E.S. Misericordia 26  (València)


 
    Este artículo es una separata de un trabajo sobre La Referencia Literaria en el diario «El País», en páginas no literarias ni culturales en su sentido restringido. Concretamente, y por la naturaleza de esta publicación, veremos la presencia de Valle-Inclán en este medio de comunicación en las páginas de información general (deportes, economía, columnas ...).

    Se trata de ver la intertextualidad exoliteraria, si no estuviera tomado ya este término para otro asunto. Martínez Fernández (2001), de la Universidad de León, emplea «exoliterario» para las referencias no literarias en textos literarios, y pone como ejemplo a Jorge Riechman y su poemario El día en que dejé de leer «El País», y da como muestra un poema, «El bello sueño del trabajo estable», y al pie de página dice el poeta: «Este poema estaba ya implícito en un artículo de García Añoveros de El País: «El bello suelo del trabajo estable», yo no hice más que ....» (en Martínez-Fernández pág. 179). De manera que la intertextualidad exoliteraria, según este profesor de la Universidad de León , consistiría en ese trasvase de lo no literario a lo literario. Y este trabajo consiste justo en lo contrario: el aprovechamiento del material literario en páginas no literarias, concretamente del diario El País. Este ejemplo de un artículo, también de García Añoveros, es muy elocuente. Se titula «El Estado desnudo» (22-6-95) bajo el cintillo «La crisis de las escuchas». Tras mencionar «las premoniciones de Orwell y Huxley ...», más abajo dice: «Este sí que es el tinglado de la antigua farsa, el esperpento más humillante ...» Y acaba el párrafo: «un patio de Monipodio torpe, soez, zaragatero y triste». Y acaba el artículo García Añoveros: «porque tuve la ilusión de que estábamos abandonando el ruedo ibérico (...) pero con el toque más castizo veo rasgos de la misma España, vieja y tahúr...». En un artículo de información general, en un marco no literario, Cervantes, Orwell, Huxley, Benavente, Machado, Valle-Inclán. A nosotros nos interesa este aprovechamiento del material literario en páginas no literarias, lo contrario que a J. Reichmann.

    Por la naturaleza de esta publicación, nos limitaremos a las referencias que se hacen en este periódico a Valle-Inclán.

    Trataremos los siguientes aspectos simultáneamente, por economía expositiva y para evitar repeticiones:

    1) Naturaleza de la referencia (género, personaje, título, cita y autor).
    2) Gramática y pragmática de la cita, según el esquema de Plett, 1993 (en Martínez Fernández, págs. 85-86).
    Por su naturaleza, la referencia puede ser por mención del género: «esperpento» o «esperpéntico». El término «valleinclanesco» vendría a ser sinónimo. Éste es el uso más elemental. Puede aparecer en título: «España es el esperpento de siempre» (13-10-96, en la contraportada de El País, entrevista a José Tamayo). Este otro título: «Beiras: "Estamos en el esperpento antes del pacto"» (24-6-96): crítica del político gallego a unas declaraciones de J. M Aznar. «El esperpento del fútbol portugués» (12-5-97), sobre algunos escándalos que afectan a dirigentes, árbitros y jugadores. «Un esperpento» (25-7-95), es el título de una crítica taurina de Joaquín Vidal sobre una mala corrida de toros. «Esperpento con petróleo» (19-10-97), es un artículo de Opinión de Vargas Llosa, en tres actos; empieza así: «El telón se levanta y aparece el Congreso de EE.UU., que acaba de aprobar la Ley de Sanciones a Irán y Libia».

    En alguna ocasión, la referencia al esperpento, aparece en el título de las Cartas al Director: «El esperpento del Valencia»(5-12-96), sobre este equipo de fútbol. Otras veces, la mención del género aparece en el interior del texto, como en este editorial: «Televisión y Propaganda»(6-5-97):

...la manipulación que ha alcanzado TVE con este gobierno roza el esperpento.
    Como en el caso de los títulos, la referencia «esperpento» o «esperpéntico» puede ser cosa del periodista o palabras de otro entrecomilladas; de cualquier forma, el periodista selecciona, elige unas palabras y no otras. En este artículo de política nacional leemos este entrecomillado con palabras de Diego López Garrido, dirigente entonces de Nueva Izquierda: «La actitud de Anguita (...) sólo puede llevar a la coalición [se refiere a IU] a situaciones esperpénticas.» (8-9-96). Buena muestra ésta de que la referencia literaria, en este caso a la estética de Valle, es de uso corriente en la comunicación cotidiana y utilizada profusamente por este medio de comunicación.

    Téngase en cuenta que Plett sólo habla de la referencia consistente en la cita, y nosotros veremos también las referencias a autor, título, género y personaje. La Gramática de la cita, según Plett, atiende a los factores de cantidad (extensión de la cita), calidad (pertinencia), distribución (ubicación en el texto o paratextos), frecuencia (número de citas en un mismo texto de acogida), interferencia (falta de adecuación al nuevo contexto) y marcadores (explícitos, implícitos e inexistentes). Y la Pragmática de la cita, que tiene en cuenta al emisor y el receptor, analiza los «modos funcionales de la cita»: de autoridad, erudita, ornamental y poética, que al pasar a un texto no literario, como es nuestro caso, se despoetiza y gana en función práctica en el nuevo contexto... (en Martínez Fernández 2001, págs. 85-86).

    En una ocasión, el periodista no estuvo muy acertado cuando, para describir los efectos de la gota fría, decía que un cierto pueblo de Valencia «presentaba ayer por la mañana una faz esperpéntica: en sus sucias calles se podían encontrar centenares de coches totalmente abollados» (El País, CV, 2-9-95). No se sabe qué suena peor, si lo de «esperpéntica» o lo de «faz». Un caso claro de «interferencia» que diría Plett, de conflicto de la cita y su nuevo contexto. Y el absurdo sintagma trae a la memoria el «Deformemos la expresión en el mismo espejo...».

    Un último ejemplo. Un editorial con ocasión del 250 aniversario del nacimiento de Goya, titulado «El pensador Goya» (2-4-96):
...Goya (y sus compañeros de lucha y pensamiento) que nos planteó un retrato tan esperpéntico del país como el que luego haría Valle-Inclán, un escritor tan goyesco y quevedesco, como Goya fue valleinclanesco antes del nombre y del hombre.
Aquí el editorialista de El País pudo recordar la frase de la escena XII de Luces de bohemia : «el esperpentismo lo ha inventado Goya», ocurrencia generosa de Valle, que explica muy bien Manuel Aznar, basándose en tres cuadritos del pintor aragonés en que juega con el espejo para mostrar la verdad, como Valle con los espejos del callejón del gato.

    Siguiendo con la referencia a Valle consistente en el género, hay otros modos, otros mecanismos más complejos que la simple mención de «esperpento» o «esperpéntico». Se trata del empleo de expresiones de la escena XII de Luces en que, como todo el mundo sabe, se da la teoría del esperpento; expresiones que vienen a decir lo mismo que «esperpento / esperpéntico», pero que exigen una mayor competencia del lector. Veamos algunos ejemplos. Una reseña de una película titulada Pequeño Gran Hombre (5-4-96) dice así: «La historia entera de la conquista del Oeste se pasea por el valleinclanesco callejón del gato». En el fondo de esa expresión se entiende el género, el tratamiento, esperpento, esperpentizado; la conquista del Oeste sometida a técnicas esperpentizadoras. Y acaba así esta breve reseña de El País : «...el ridículo se apodera de cada gesto y de cada una de las imposturas con disfraz de hazaña», palabras que nos recuerdan, por ejemplo, a los tenientes de Los cuernos de Don Friolera.

    Un artículo de Terenci Moix de El País Dominical sobre la cursilería de los nuevos ricos, casi al final dice: «la riqueza contemplando su propio esperpento en los espejos del callejón del gato».

    Siguiendo con el uso de expresiones de la escena XII de Luces que explican el género creado por Valle, encontramos estos títulos bajo el cintillo «Elecciones Gallegas»: «El espejo cóncavo» (9-10-97), «El espejo convexo» (16-10-97). En el primero de ellos leemos unas frases de la Teoría del esperpento: «Transformar con matemática de espejo cóncavo las normas clásicas, las imágenes más bellas en un espejo cóncavo son absurdas» (reproduzco literalmente, pero su autor, Alfredo Conde, no, según la edición que manejo de Luces de bohemia: Austral, 2a edición, 1968).

    Continuamos con la referencia al género, pero en este caso se explica con las palabras con que lo expone Max Estrella. Por tanto, se cruzan ahora dos modos de referencia: la del género y la de la cita , y otras veces también la referencia al autor explícitamente. Siguiendo con la explicación del género, así empieza un artículo sobre la guerra de Irak (11-4-03):

Fue el genial, D. Ramón Mª del Valle-Inclán quien advirtió de que los espejos cóncavos del callejón del gato ofrecían la única posibilidad de hacer comprensible la historia de España contemporánea. Unicamente por medio de la deformación era posible aproximarse al cúmulo de comportamientos absurdos de los protagonistas de la escena política y de este modo el esperpento constituiría la clave para entender la realidad española.
    Un artículo de Haro Tecglen contra el fútbol y los hinchas (23-5-98) constituye toda una lección de la teoría del esperpento: hace referencia a los espejos deformantes del Callejón del gato y reproduce en lo esencial esas páginas clave de la escena XII.

    Continuando con el guión, las referencias a personajes y títulos de las obras de Valle escasean. Parece que El País da por hecho que el lector sabe que se está haciendo referencia a Luces de Bohemia, o sencillamente no considera pertinente esta información siguiendo las máximas de cantidad y relevancia de Paul Grice. Sabido es que el filósofo inglés formuló el «principio de cooperación» en la comunicación conversacional, y que Sperber y Wilson consideran que es aplicable este principio a otros ámbitos, como el artículo de prensa, y que estos autores reducen al «principio de relevancia». Sea por contar con el lector, sea por el principio de relevancia, no suele mencionarse el título fundacional de Valle, y mucho menos la fundamental escena XII. Veamos ahora las ocasiones en que sí aparecen personajes y títulos.

    Un artículo de Francisco Rico bajo el cintillo «Desafio terrorista» (14-7-97, con ocasión del secuestro y asesinato de Miguel Angel Blanco) titulado «La trágica mojiganga»: «...son sólo formas (lo diré con Max Estrella) de arrimar candelillas a una trágica mojiganga». La cita es casi textual: «Me muero de hambre, satisfecho de no haber llevado una triste velilla en la trágica mojiganga», como leemos al final de la escena XII (pág. 103, ed. cit.).

    Las citas de la Escena XII abundan; la referencia al título Luces de bohemia escasea. Algunos ejemplos. Haro en su columna (31-5-97), hablando de Anguita, dice

que votó con su grupo masoca para sostener al gobierno fascistizante (...) me conmovió, es un hombre perdido. Como estábamos viendo Luces de bohemia, simplemente inscribí a Anguita entre los personajes.
En la mencionada entrevista a José Tamayo (13-10-96), a la pregunta de por qué la gente no va al teatro, Tamayo responde que «sí va cuando se le ofrece buen teatro». «¿Cuál es el mejor?», y responde: «Luces de bohemia es la mejor obra de todos los tiempos, dijo el crítico del país Haro Tecglen».

    La referencia consistente en mencionar el nombre del autor, la mención a Valle, generalmente coincide, como hemos visto, con las referencias de citas o de género. Pero en ocasiones se menciona sólo su nombre, como en esta columna de Haro con motivo de la muerte de Néstor Luján y hablando de escritores que han sido grandes articulistas de periódico «como Valle-Inclán, Miguel de Unamuno...» (27-12-95). En otros casos, se menciona a Valle como echándole de menos o «lo que se está perdiendo Valle». Este artículo, bajo el cintillo «La crisis de la Audiencia Nacional», titulado «¿Hasta cuando Catilina vas a abusar de nuestra paciencia?» (31-5-97), empieza así: «El esperpento -que tal vez inspiraría a D. Ramón del Valle-Inclán- está llegando a su fin». O este otro sobre la familia Charlín y el tráfico de drogas en Galicia (11-12-95):

Si levantara la cabeza D. Ramón Mª del Valle-Inclán sólo tendría que pasearse por su pueblo e inventar un nuevo género novelesco: el esperpento de serie negra.
Tamayo, en la entrevista mencionada, amplía el campo de inspiración contestando a la pregunta de «qué teatro le correspondería a una sociedad en que la corrupción es moral, es decir, donde la ley se alía con el ladrón». Responde él: «El teatro de Valle Inclán, el esperpento, la España de siempre. Ahí tenemos la clave de las constantes referencias a Valle y su obra en el diario El País, y de la técnica de los teleñecos del Canal Plus.

    En su Diccionario de Términos Literarios (Alianza, 1996), Demetrio Estébanez Calderón dice de la voz sátira:

...en España, a lo largo del s. XX, la sátira, aparte de la ejercida a través de la prensa de carácter político y de humor, ha sido cultivada por eminentes escritores como Valle-Inclán en los esperpentos y en las novelas de El Ruedo Ibérico. (pág. 965).
Lo que el autor del Diccionario presenta disociado, literatura/periodismo, aparece unido en El País a través de la referencia literaria. El nexo: la intención satírica.

    Las referencias al título El Ruedo Ibérico aparecen en varias ocasiones. Tras el titular «La Corte de los Milagros de Boris» (19-8-97), la entradilla dice: «El libro de memorias del antiguo guardaespaldas del presidente ruso ofrece anécdotas sabrosas de la vida privada del...». Ésta es una de las escasísimas ocasiones en que Valle se emplea para tratar asuntos o personajes no españoles. Es un caso de «ironía intertextual», diría U. Eco, que, como es sabido, y reconoce el semiólogo italiano, no es realmente una forma de ironía y sólo se justifica esa denominación en tanto que a la ironía y a la ironía intertextual es común la complicidad del oyente/lector. En la ironía intertextual, el receptor ha de colaborar descubriendo la referencia «no marcada», en este caso el título La corte de los milagros de la serie El ruedo Ibérico. El colaborador de El País presupone que el lector lo capta, pues como dice Luzón Marcos (1997):

el productor de un texto usa fragmentos de otros textos con una intención determinada. Si el lector no percibe la intertextualidad o interdiscursividad del texto, parte del significado se pierde, ya que no logra el objetivo de establecer una relación entre el texto actual y el pre-texto. (pág. 139).
Javier Rioyo, El Ruedo ibérico, El País, 15 octubre 1995.

    Y la ironía intertextual, el mecanismo de la intetextualidad sin «marcar», sin avisar, es muy abundante en este medio de comunicación. Como en este otro caso; un artículo titulado «El Ruedo Ibérico» (15-10-95), que por su interés reproducimos. Nos fijaremos sólo en el juego intertextual. El autor, Javier Rioyo, afirma:

para asistir en directo a lo grotesco, no hace falta ver el montaje de Martes de Carnaval que Mario Gas ha estrenado (...) Los don friolera de ahora tampoco tienen grandeza, se acaban pareciendo hasta en los cuernos. Para ver los mejores cuernos, así lo creímos, fuimos a la última temporada de Las Ventas.
Ahora, el lector ha de recordar a Don Friolera (con minúsculas en el texto) y la cuestión del falso adulterio de su mujer, Doña Loreta; no es un cornudo, por tanto, y por supuesto, no tiene grandeza este teniente; y los toros de la corrida mencionada son astados sin cuernos y sin grandeza. Pero además de hablar del ruedo y de los toreros y los toros se acaba hablando en este artículo del ruedo ibérico, de anécdotas y personajes de la España actual; un artículo que merece la pena releer.

    En alguna ocasión, muy pocas, la referencia está cogida por los pelos; uso puramente ornamental, pues; o incluso está de sobra, sencillamente. Como este titular de las páginas de negocios, páginas salmón: «Tiempo de bodas en el ruedo ibérico», que parece más apropiado para la célebre boda de la hija de José Mª. Aznar que para hablar de «Alianzas entre bancos, constructoras, compañías de energía y telecomunicación, distribución y hoteles», como reza el antetítulo. «Ruedo Ibérico» sólo viene al caso porque el asunto va de negocios entre Portugal y España, y, por tanto, este sintagma ha perdido todo su significado de origen: un caso de «transducción», diría Dolezel.

    Hasta aquí hemos visto el Valle satírico y su uso por El País para la sátira política y social, que es la forma habitual de la referencia a Valle y su obra: Valle en El País porque el país sigue siendo esperpéntico.

Pero hay otros "Valles" y otras formas de aparecer en este periódico. Un título de Elena Ochoa, colaboradora entonces de la revista dominical de El País, lleva por título «Sonata de primavera» (20-4-97); y casi al comienzo se menciona a Valle-Inclán y al Marqués de Bradomín. El artículo trata de una primavera en Italia a orillas del lago di Commo.

    Una carta al director titulada «¿Un Valle-Inclán inédito?» (13-10-96) rectifica una información dada por este periódico y aclara que El yermo de las almas no es nueva en la escena española, que «se estrenó en Barcelona en el Principal por la compañía de Margarita Xirgu»; y aprovecha la autora de la carta para dar una breve y acertada valoración de esta obra.

    Como esta otra Carta al Director (16-8-03) en que las hijas y nietas de D. Manuel Villar Iglesias, médico que atendió a Valle en sus últimos momentos, rectifican un artículo de Juan Cruz publicado en este medio de comunicación. Un artículo de Haro (30-4-96) menciona la obra Ligazón de Valle. En un artículo del autor gallego Manuel Rivas (18-10-97) leemos: «cuando un gallego canta su himno, parece Hamlet; ya decía Valle-Inclán que todos somos unos hamletos»; se refiere a Rubén, en el cementerio, cuando le dice al Marqués de Bradomín: «todos tenemos algo de hamletos» (Luces de Bohemia, pág. 130, ed. cit.).

    El sintagma «Feo, católico y sentimental» aparece con atrevidas modificaciones: «Tita Merello: tanguista, pobre, fea y sentimental» (22-12-02) es el título de Haro para la necrológica de una cantante de tangos argentina. En un artículo (18-12-95) en que se habla de la periodista y presentadora Nieves Herrero, se le califica de «fea, catódica y sentimental» , con esa paronomasia, católica/ catódica, que es el recurso más repetido en la prensa española. «Feo, católico, pero no sentimental» (16-3-95) es el título de un breve articulito sobre el secretario del partido popular italiano. «Feo, judío y sentimental» (El País, 23-7-95) es el título de un artículo sobre Bob Dylan.

    «Cráneos privilegiados» es otra de las célebres expresiones valleinclanescas más utilizadas. Sabido es que se trata de la calificación que prodiga el borracho en la taberna de Pica Lagartos en Luces de Bohemia, y son precisamente las últimas palabras de esta obra. Haro emplea esta expresión en su columna de 8-1-97: «Paco Umbral, no te pongas estupendo, como nuestro Valle-Inclán dice de los cráneos privilegiados»; aquí Haro, libremente, mezcla palabras del borracho y de D. Latino, como reconocerá el lector. Un artículo de Valentí Puig, en páginas de Opinión (9-12-96), sobre la intelectualidad española actual, se titula «Estado de los cráneos privilegiados»; esta referencia constituye una ironía intertextual, pues ni se entrecomilla, ni se menciona a Valle ni Luces.

    En la página de Pasatiempos de 25-8-03, en un crucigrama, en 7 horizontal, se pregunta «Una a cada estación escribió Valle-Inclán, plural». Y en un artículo sobre marginación y droga, dice un drogadicto: «la vida no vale nada, y entre ellos se matan por una dosis. Es un esperpento» (El País, CV, 17-8-03); un claro ejemplo de haber oído campanas y emplear a Valle equivocadamente, pero también de la difusión y la popularidad de la obra de Valle en la sociedad española.

    Ésta es una breve muestra de la presencia de Valle y su obra en la comunicación cotidiana, como bien refleja el diario El País. Mi agradecimiento más sincero a Manolo Aznar (UAB), que me animó a escribir esta separata, y a José Enrique Martínez Fernández (U. de León) por lo mucho que me ha enseñado.

Tomás Boned

Bibliografía

 - Aznar Soler, Manuel: Guía de lectura de Martes de Carnaval. Barcelona, Anthropos, 1992.

 - Eco, Umberto: Sobre literatura. Barcelona, RqueR, 2002.

-  Estébanez Calderón, Demetrio: Diccionario de Términos Literarios. Madrid, Alianza, 1996.

-  Martínez Fernández, José Enrique: La intertextualidad literaria. Madrid, Cátedra, 2001.

-  Valle-Inclán, Ramón María: Luces de Bohemia . Madrid, Austral2, 1968.
 

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El Pasajero, invierno de 2004