Valle-Inclán y las primeras sesiones experimentales del Dr. Lombroso con Eusapia Paladino

Jesús Mª Monge López

TIV-Universitat Autònoma de Barcelona


Dr.Cesare LombrosoEn su artículo «Psiquismo», publicado en El Universal de México en agosto de 1892, Valle-Inclán se felicitaba por la conversión realizada por el Doctor Césare Lombroso, quien finalmente había considerado válidos y ciertos los fenómenos del espiritismo:
En algunos periódicos he visto que el célebre Profesor italiano César Lombroso, se ha convertido al “Psiquismo”, nueva fase de la antropología que para muchos no es otra cosa que el espiritismo presentado con atavío científico1. Y como no es nuevo que Lombroso profese tales doctrinas, ni ésta tiene que ver con el espiritismo, voy, siquiera no sea más que de pasada, a tratar la cuestión, por muchos conceptos interesante.
(Valle-Inclán, «Psiquismo», Obras Completas II, 2002: 1428-1429).
Ercole ChiaiaEl Dr. Césare Lombroso, reputado antropólogo forense y uno de los más afamados científicos de finales del siglo XIX, negaba toda verosimilitud a los diversos fenómenos del espiritismo. Por ello, el Profesor Ercola Chiaia de Nápoles, descubridor de la médium Eusapia Paladino y su primer experimentador, publicó el 19 de agosto de 1888 una carta en el diario Fanfulla, donde desafiaba al Dr. Lombroso a estudiar los portentosos fenómenos que presentaba la médium napolitana. Esta carta fue leída de nuevo por el propio Chiaia en la tercera sesión pública del Primer Congreso Internacional Espiritista, celebrado en Barcelona en septiembre de 1888.
El Pr. C. Lombroso, temeroso de menoscabar su prestigio científico, dio largas a la invitación de Chiaia con variadas excusas. Casi tres años después, en junio de 1891 se hizo público a través de La Tribuna Giudiziaria de Nápoles que el Pr. Lombroso había examinado a Eusapia Paladino por primera vez. En el citado artículo de «Psiquismo» (México, agosto 1892) Valle-Inclán afirmó que asistió en Nápoles a los experimentos de Lombroso con Eusapia Paladino:
En otro artículo, hablaré de los fenómenos que producen los médium y muy particularmente de Eusapia Paladino, que fue el médium de quien Lombroso se ha servido para sus experiencias, a las cuales he tenido el honor de asistir en Nápoles.
 (Valle-Inclán, «Psiquismo», Obras Completas, II, 2002: 1429).
Eusapia Paladino La IrradiacionSegún Hormigón (I, 2006: 117), que cita a la hija de Lombroso (Cesare Lombroso, storia della vita e delle opere, 1915), hubo dos sesiones experimentales con Eusapia, el 2 y el 21 de marzo de 1891, y no aparece entre los presentes el autor gallego. Aymerich, en su notable obra El hipnotismo prodigioso (1911: 194), menciona que los primeros experimentos de Lombroso con Eusapia son de finales de febrero, principios de marzo de 1891. Esta indeterminación en torno a la fecha en la que Lombroso examina por primera vez a la médium napolitana y la inexistencia de datos biográficos de Valle-Inclán entre marzo de 1890 (experimento con Otero Acevedo, recogido en Los Fantasmas) y junio de 1891, cuando el autor gallego publica en El Heraldo de Madrid su cuento «El Mendigo», han suscitado la idea de una hipotética estancia italiana de Valle Inclán en 1891. La laguna biográfica de más de un año y las referencias a Dal Pozzo y Lombroso, realizadas tanto en el artículo mexicano como en su conferencia sobre ocultismo de febrero de 1892, harían más que plausible el viaje de Valle-Inclán.

En esta línea, Dianella Gambini (2002, 2014) aventura un viaje del escritor en este periodo a Italia. Defiende la hipótesis por las semejanzas topográficas entre diversos enclaves borbónicos en Italia y el espacio narrativo de la Sonata de Primavera2. Las afirmaciones de Valle-Inclán, quien dijo conocer a Enrico Dal Pozzo y haber asistido en Nápoles a los experimentos realizados por Lombroso con la médium Eusapia Paladino, serían argumentos para validar esta hipótesis. Respecto a este punto, hay que indicar que lo que Valle en el artículo mexicano menciona como “experiencias” de Lombroso con la médium napolitana, se refiere en realidad a la primera sesión espiritista que el célebre médico realizó como investigador con Eusapia Paladino. En el afán por lograr una pátina científica, en cada sesión espiritista se levantaba acta de los fenómenos observados y se consignaban los asistentes presentes.


Un examen de las actas publicadas de las primeras sesiones de Lombroso con Eusapia ha arrojado finalmente cierta luz sobre la fecha exacta de la primera sesión y sus asistentes.

La revista espiritista italiana Lux: Bolletino Dell’Academia Internazionale per gli studi spiritici e magnetici, en su número de agosto de 1891 publicó la crónica «Gli ultimi esperimenti di Spiritismo» (281-295 pp.), en la que a partir de dos cartas, fechadas a primeros de marzo de 1891, de E. Ciolfi a E. Chiaia se recoge y amplía considerablemente la noticia, publicada como primicia por La Tribuna Giudiziaria de Nápoles en sus entregas quincenales correspondientes al 25 de junio y al 5 de julio de 1891, de las dos primeras sesiones experimentales realizadas por el Dr. Lombroso con Eusapia Paladino.

Según la crónica de Lux, el Dr. Lombroso estaba de paso en Nápoles y aceptó examinar los fenómenos de Eusapia Paladino, pero con dos condiciones: primera, no hacer publicidad del evento y, por lo tanto, que éste se desarrollara con la máxima discreción, para así evitar la presencia de curiosos y advenedizos; y segunda, examinar previamente tanto la sala de la sesión como a la médium.
 

Lux agosto 1891La primera sesión con Eusapia se realizó en un salón del Hotel Genéve de Nápoles el sábado 28 de febrero de 1891 a las 20 h. El instigador inicial del experimento, Pr. Ercole Chiaia, no pudo asistir por encontrarse enfermo. Es E. Ciolfi quien acompaña a Eusapia al hotel, donde, después de ser examinada por Lombroso, se sientan los siguientes asistentes alrededor de la mesa: Césare Lombroso, Augusto Tamburini, Ascensi, Leonardo Bianchi, Gigli, Penta, Andriani, Limoncelli, Gaspare Virgilio, Francesco Vizioli y Raffaele Vizioli,. El Profesor Tamburini coge la mano derecha de la médium, la izquierda el Dr. Lombroso. E. Ciolfi redacta la crónica de los fenómenos observados por este orden:

1.- La mesa se mueve y se eleva.

2.- Poderosos golpes de mano en el centro de la mesa.

3.- Después se escucha el tintineo de una campanilla, que sobrevuela las cabezas de los presentes y se coloca en el centro de la mesa. En ese momento, el Profesor Ascensi se levanta atemorizado, pero poco después regresa a la cadena.

4.- Una mesita auxiliar se desplaza tres metros sin que nadie la toque.

5.- A pesar de que Tamburini y Lombroso cogen las manos de Eusapia, el Profesor R. Vizioli comienza a sentir cómo le pellizcan en diversas partes del cuerpo y su reacción provoca la hilaridad de todos los presentes:

            Vizioli accusava sentirsi dare dei pizzicotti nelle parti nordische: e tali sue dichiarazioni vennero accolte dalla inmensa ilaritá di tutti noi.

            (Anónimo, «Gli ultimi esperimenti di Spiritismo», Lux, agosto 1891: 287).

Se produjo una segunda sesión el lunes 2 de marzo a las 20 h. en el mismo lugar con la asistencia de prácticamente los mismos doctores y profesores. Césare Lombroso, Ascensi y Tamburini aparecen como organizadores, y como invitados los profesores Gigli, Limoncelli, R. Vizioli, Leonardo Bianchi (director del manicomio Del Sales), el doctor Penta «e da un giovannotto, nipote del prof. Lombroso, stabilito in Napoli», (Lux, agosto 1891: 288), es decir, un joven nieto del Profesor Lombroso, residente en Nápoles.
Ciolfi realiza una exhaustiva descripción de los participantes en la seduta espiritista, pues reproduce el orden en el que se sentaron. Así, describe a la médium sentada con sus piernas atadas a la silla, a su izquierda y por este orden el Profesor Lombroso, Raffele Vizioli, E. Ciolfi, el nieto de Lombroso, Gigli, Limoncelli, Tamburini y Penta, que cierra la cadena a la derecha de la médium. Ascensi y Bianchi permanecen de pie y fuera del círculo. Se describen los siguientes fenómenos:

1.- Movimiento lento de la mesa. Se mueve menos que en la sesión del sábado.
2.- La mesa con sus golpes pide que los profesores Limoncelli y Penta se intercambien los puestos.
3.- Fuertes golpes en el centro de la mesa.
4.- Una silla vacía se eleva a la altura de los brazos de Lombroso.
5.- La cortina del salón se mueve y cubre la cabeza del Profesor Lombroso, quien en ese momento se atemoriza.
6.- Luces alrededor de Eusapia.

7.- Una mano toca a Limoncelli, Tamburini y al nieto del Profesor Lombroso.

Cuando ya se han levantado todos, excepto Eusapia que continuaba atada, observan cómo una mesita se desplaza lentamente por el salón hacia la médium. Este hecho, una vez que ya se había roto la cadena, hace que descarten la existencia de una corriente electromagnética como la causante del movimiento.

8.- Un jarrón de porcelana, que contenía harina para el experimento, está vacío y la harina derramada sobre la mesita, aunque no hay ninguna partícula sobre el suelo.

Junto a la noticia publicada como primicia en La Tribuna Giudiziaria apareció una carta del Profesor Lombroso, donde daba fe rigurosa de todo lo relatado por E. Ciolfi. Esta carta fue traducida y reproducida por Manuel Otero Acevedo en su serie de artículos sobre «Los Fantasmas», publicada en El Heraldo de Madrid:

“Distinguido señor:

La doble relación que me envía, es absolutamente exacta; añada también que cuando se halló volcada la vasija con la harina, la médium había anunciado que arrojaría la harina a la cara de los asistentes, y tal debía ser su intención, realizada a medias, lo cual es para mí una nueva prueba de la perfecta buena fe del sujeto y de su estado de semi inconsciencia.

Me siento avergonzado y condolido de haber atacado con tanta tenacidad la probabilidad de los hechos así llamados espiritistas; y digo los hechos, porque soy aún contrario a la teoría. Pero los hechos existen, y yo me jacto de ser un esclavo de ellos.

Saludo en mi nombre al Sr. Chiaia, y trate de hacer medir con Albini el campo visual y el fondo ocular de la médium, porque pienso ocuparme de ello.

Su afectísimo.-C. Lombroso.

Sr. Ernesto Ciolfi. –Nápoles.

Torino, 25 junio de 1891”.

(Otero Acevedo, «Los Fantasmas» IX, El Heraldo de Madrid, 16-VIII-1891: 1).

Tras estas dos sesiones con Lombroso, que no volverá a examinar a la médium hasta un año después, marzo de 1892, cuando, de nuevo en Nápoles, incorporará unos dinamómetros al experimento, las sesiones experimentales con Eusapia continuaron a lo largo de 1891 con la intervención exclusiva de doctores y profesores italianos. En noviembre aparecen el banquero Hirsch y el periodista alemán, H. Barth, como experimentadores no italianos. Hasta agosto de 1892 no aparecen reseñados los primeros españoles en asistir a una sesión con Eusapia Paladino. Fueron los corresponsales de la Revista de Estudios Psicológicos, Rafael Calderón y Ramón Altabá, en una reunión dirigida por Ciolfi, V. Cavalli y el doctor Giuseppe Omodel el 10 de agosto de 1892. Uno de los españoles invocó al espíritu de su novia, Manuela, recientemente fallecida y según cuenta Lux se sintió besado y acariciado por el espíritu de ella. («Una seduta di Spiritismo», Lux, septiembre 1892: 340).

Como se infiere del análisis de los datos publicados, Valle-Inclán no asistió a ninguna sesión con Lombroso y Eusapia Paladino, por lo que sus afirmaciones en su artículo «Psiquismo», publicado en México en agosto de 1892, no dejarían de ser una boutade periodística para ser más conocido en el país azteca. Quizá, por ello, debió de ser invitado a primeros de noviembre del mismo año a la sesión de espiritismo en casa del Dr. Porfirio Parra, siendo la médium la hermana del presidente Porfirio Díaz, según recogió El Monitor republicano (apud Hormigón, I, 2006: 142).

Otero Acevedo en 1888Aunque Valle-Inclán no asistió a los experimentos de Lombroso con Eusapia Paladino, tenía mucha información de primera mano tanto sobre la médium napolitana, como de los eminentes investigadores que indagaron en el fenómeno espiritista. Su amigo universitario Manuel Otero Acevedo, al iniciar sus estudios de doctorado en Medicina, marchó a Nápoles para conocer, examinar y experimentar con Eusapia en mayo de 1889. Se convirtió, tras Ercole Chiaia, en uno de los primeros investigadores que con un método empírico y racional trató de estudiar los fenómenos producidos por la médium Eusapia Paladino. Por ello, su estancia en Nápoles fue recogida de inmediato por los investigadores italianos del espiritismo y el magnetismo. Así, la revista italiana Lux, publica en junio de 1889 un artículo firmado por su director G. Hoffmann, «Lo Spiritismo a Napoli» (pp. 144-147), que reproduce una carta de Chiaia, fechada en mayo, donde se confirma la presencia de Otero Acevedo en Nápoles.

Otero Acevedo había comenzado en 1888 a escribir su obra Los Espíritus, por lo que seguía con mucho interés los acontecimientos y novedades espiritistas y había pedido opinión sobre los fenómenos mediúmnicos a prestigiosos científicos del momento. Así lo relata en su volumen Los Espíritus (Madrid, Revista Psicológica La Irradiación, 1893), dedicado a la memoria de su madre y a Hércules Chiaia en particular. El proemio, que lleva por título «Advertencia», nos revela los experimentos espiritistas con mesas giratorias en Santiago, de los que Valle probablemente fue protagonista, y el interés científico de Otero Acevedo por explicar de forma racional el fenómeno. Según afirma Acevedo, quiso contrastar las experiencias realizadas con sus amigos universitarios con los sabios europeos más afamados en la materia, por lo que les escribió a todos ellos:

No olvidé las experiencias hechas en Galicia, y deseando confirmarlas escribí a muchos hombres de ciencia, pidiéndoles una opinión que pensaba sumar, para de ese modo dar una base a la mía. Las respuestas fueron en su mayoría negativas a la realidad de las manifestaciones espiritistas: Lombroso […] afirma que “algo de verdad existe en el espiritismo en el sentido de que un hemisferio cerebral actúa inconscientemente sobre el otro, y éste adquiere una potencia psíquica máxima.”

Richet confiesa que “hasta ahora nada conoce que pueda convencerle de la existencia de una fuerza del organismo que actúe sobre los cuerpos inertes” y dice que “son tantas las supercherías y las mistificaciones, que no es lógico aventurar una afirmación acerca de dicha fuerza.”

Delboeuf, en lacónica tarjeta, asegura que “no ha podido comprobar la existencia de la fuerza psíquica” […]

De la Salpetrière me escriben “que Charcot no ha abordado semejante asunto” […] Teijeiro, médico y catedrático en Galicia, tan sabio como modesto, sin afirmar nada porque no ha estudiado los fenómenos, no cree que el cerebro sea asiento de espíritus que, después de muerto el hombre, vayan a vagar por los espacios o a reencarnarse como pretenden los espiritistas; pero piensa, sí, que “ el cerebro es un órgano capaz de producir fuerzas especiales, variadísimas, que no conocemos, y que muy bien pudieran ser la causa de tales hechos.”

Y salvo las cartas de Aksakof y de Crookes, las otras que recibí de Rusia e Inglaterra, fueron con pequeñas variantes de forma, iguales en el fondo, a las que dejo transcritas.

Mis dudas no estaban resueltas; y al ver las dificultades que me salían al paso, decidí aprovechar todas las oportunidades que se me ofreciesen para proseguir mis investigaciones […].

Coincidió con este mi empeño, la publicación de la carta que el Sr. Chiaia, de Nápoles, dirigió al profesor Lombroso, invitándole a que estudiara experimentalmente los fenómenos espirititistas; y como el afamado antropólogo no aceptara el cortés reto, escribí al Sr. Chiaia proponiéndole si quería hacer en mi presencia las experiencias en cuestión, siempre que la médium se sujetara a las condiciones de rigurosa vigilancia.

Respondióme este señor afirmativamente. Diez días después encontrábame en Nápoles y daba comienzo a los estudios que me decidieron a escribir este libro – incompleta recopilación, calcado en el del Dr. Gibier, Le Spiritisme- hecho con el solo fin de presentar creencias, fenómenos e hipótesis y sin pretensiones literarias.

  (Otero Acevedo, Los Espíritus, 1893: 10-13).

La Revista de Estudios Psicológicos de Barcelona tradujo y reprodujo en su número de julio de 1889 el citado artículo de Lux, donde se comunicaba la presencia de un «profesor americano», Otero Acevedo - nacido en Rosario (Argentina) - en Nápoles, con motivo de los experimentos del profesor Chiaia y su reto a Lombroso:

Manifiesta la aludida carta, que el doctor en Medicina D. Manuel Otero Acevedo, oriundo de Rosario de Santa Fe, en la República Argentina, fue expresamente de Madrid donde se hallaba, a Nápoles, con objeto de presenciar los notables fenómenos producidos por la médium Eusapia y de los cuales había oído hablar, así como del desafío científico de Chiaia al profesor Lombroso.

El joven e ilustrado doctor americano deseaba estudiar un problema que cree de gran importancia, y a pesar de no ser espiritista, después de ver los fenómenos, hubo de reconocer con lealtad, que muchos de ellos no podían explicarse con su hipótesis ni con la de otros impugnadores, pero sí tendrían explicación lógica y plausible con el Espiritismo.

[…] el profesor Otero publicará una obra sobre sus estudios, y ha escrito ya una buena parte, habiéndole leído un centenar de páginas, especialmente las que se refieren a la narración y descripción de los fenómenos producidos en su presencia, con todos los detalles que alejan la posibilidad de mixtificación y de alucinación.

Esta obra, - añade el Sr. Chiaia, - será de gran valor para nuestra Doctrina, aunque el autor, en sus apreciaciones sobre la causa productora, no se halle siempre de acuerdo con nosotros los espiritistas.

(«El espiritismo en Nápoles», Revista de Estudios Psicológicos, julio 1889: 220-21).
Según el propio Otero Acevedo, tras experimentar con Eusapia, se convenció de la realidad de los fenómenos observados e invitó a Lombroso a comprobarlos:

[…] me hallaba yo en Nápoles estudiando los fenómenos de la fuerza psíquica que se producen en presencia de la médium Eusapia Palladino, y, convencido de su realidad, escribí al Sr. Lombroso proponiéndole que me acompañara en mis investigaciones.

Me contestó atentísimo, diciendo que se honraría mucho con ello, pero que el estudio había de ser hecho a plena luz y en condiciones de experimentación rigurosa.

Acepté desde luego las que quisiera imponer, cualesquiera que ellas fuesen, y así se lo manifesté por telégrafo; y cuando esperaba ver en mi casa al sabio italiano, recibí esta contestación: “Estoy muy ocupado. No puedo moverme de Torino. Venid aquí.”

Vista la imposibilidad para él y para mí, de encontrarnos, salí de Nápoles para ésta, a la semana siguiente, y el único pesar que traje de Italia, fue el de que una eminencia como el profesor Lombroso, no hubiera tenido el valor y la independencia de carácter necesarios para estudiar materias tan importantes como éstas, y ponerse en frente de los académicos que las rechazan sin conocerlas.

(Otero Acevedo, «Los Fantasmas» IX, Heraldo de Madrid, 16-VIII-1891: 1).
La estancia inicial de Otero Acevedo en Nápoles estaba prevista para unas semanas, pero se prolongará durante varios meses gracias a la hospitalidad del profesor Chiaia y a los continuos fenómenos observados en las sesiones con Eusapia, tales como la levitación de la médium o la impresión a distancia de tres dedos en arcilla, que fue fotografiada por Otero. Durante estos más de dos meses escribirá desde Nápoles a todos los investigadores coetáneos en busca de una explicación racional a los fenómenos acaecidos con la médium. Respuestas que, en 1895 y junto con la fotografía mencionada, formarán parte del material del segundo volumen de Los Espíritus. El profesor Chiaia en carta a G. Hoffmann, director de Lux, resumió de este modo las consultas científicas de Otero Acevedo en el verano de 1889:

    Así es cómo el americano D. Manuel, pasando revista a las principales hipótesis sobre los hechos espiritistas y después de una laboriosa vigilia espera encontrar el hilo conductor para desenredar esa madeja, y cuanto más vueltas le da, más la embrolla, hasta el punto de hacerle gritar ¡socorro!- Después de escribir a Lombroso y Dal Pozzo, escribió a Paul Gibier, a Nueva York; a Wirchow, a Berlín; a Delbeuf, a Lieja; a Charcot, a París; a W. Crookes, a Londres; a Aksacof, a San Petesburgo, y a otros cuyos nombres no recuerdo.Cuáles han sido o serán las contestaciones de estas celebridades, de estos sabios, lo ignoro; si lo supiera, tampoco lo diría, pues debo esperar que el profesor Otero lo revele en el libro que publicará.

(Chiaia, «El Espiritismo en Nápoles. Experiencias Medianímicas», Revista de Estudios Psicológicos, febrero 1890: 42-43).

Así pues, vemos que Otero Acevedo escribió primero a Lombroso y en segundo lugar a Enrico Dal Pozzo, lo cual nos da una idea de sus afinidades científicas y entendemos mucho mejor la alusión a este profesor italiano por parte de Valle-Inclán en los textos de 1892. En tercer lugar, Acevedo escribe a Paul Gibier, autor de Le spiritisme, cuando éste todavía no había publicado su Analyse des choses (1890), citado por Valle-Inclán en agosto de 1892. El relato del profesor E. Chiaia certifica que Manuel Otero Acevedo era en esos momentos un investigador internacional de los fenómenos espiritistas de primer orden. No solo fue el primer experimentador, sino quizás el más metódico y serio de todos los que después investigaron los prodigios realizados por Eusapia Paladino. Así lo reconocía Vincenzo Cavalli en 1895, al realizar la reseña del vol. II de Los Espíritus de Manuel Otero Acevedo:
Egli da solo à esaminato cosi bene, come non si è fatto dopo in qualche círcolo scientífico coll’istesso medio, non trascurando quasi nessun lato del complesso fenomenismo Eusapiano.
(V. Cavalli, «Bibliografia. Los Espíritus, vol. II, Manuel Otero Acevedo», Lux, 1895: 222).

Valle InclanOtero Acevedo debió de regresar de Nápoles en fecha indeterminada a finales del verano, principios del otoño de 1889. Sabemos por el epistolario Otero-Valle-Inclán que, a finales de febrero, principios de marzo de 1890, Manuel Otero realizó experimentos de clarividencia a distancia con su amigo S…, de los cuales hizo partícipe a Valle-Inclán. El resultado de todas estas experiencias se publicará primero en El Heraldo de Madrid en el verano de 1891 en una serie de artículos bajo el título «Los Fantasmas». En total serán doce entregas que conformarán el volumen homónimo que verá la luz antes de finalizar el año. Por tanto, no es de extrañar que el psiquista Otero Acevedo informara muy por extenso a su amigo Valle de los fenómenos espiritistas de Eusapia Paladino y de sus consultas científicas. Por otra parte, si Valle realmente hubiera asistido en febrero-marzo de 1891 a las dos sesiones de Lombroso con Eusapia, el primer informado habría sido Otero Acevedo, dada la estrecha relación que entonces los unía.


En definitiva, Valle-Inclán no asistió a la sesión de Lombroso con Eusapia, pero conocía el reto espiritista al famoso antropólogo, los fenómenos observados por su amigo Otero Acevedo con la médium Eusapia Paladino y las teorías racionalistas, psiquistas, que intentaban explicarlos. Por consiguiente, aunque Valle-Inclán no estuvo en los experimentos de Lombroso, bien pudo recrearlos de forma verosímil al otro lado del Atlántico, en México, y decir que había conocido a la prodigiosa médium.


© Jesús Mª Monge
diciembre 2016


NOTAS
1. El principio del artículo de Valle-Inclán es muy parecido al de la breve noticia publicada en La Época el 18 de abril de 1892 con el título de «Renacimiento del espiritismo»:
    Un periódico francés habla de la conversión del famoso antropólogo italiano César Lombroso al psiquismo, doctrina que, según parece, es una nueva secta del espiritismo.
    Parece que Lombroso se ha convertido a causa de haber presenciado ciertas experiencias llevadas a cabo por Mad. Eusapia Paladino, que es un medium de excepcionales facultades.
(«Renacimiento del espiritismo», La Época, 18-IV-1892: 2)
2. La hipótesis de Gambini se basa en la profusión de detalles del palacio Gaetani de la Sonata de Primavera semejantes a los ambientes de la quinta Tenuta Reale, residencia habitual de los Borbón-Parma desde 1881 situada en Viareggio (antiguo ducado de Lucca), y a los jardines de Villa Borbone en Pianore.


BIBLIOGRAFÍA

ANÓNIMO, «El espiritismo en Nápoles», Revista de Estudios Psicológicos, julio 1889, pp. 220-21.

__________, «El Espiritismo en Nápoles. Experiencias Medianímicas», Revista de Estudios Psicológicos, febrero 1890, pp. 42-43.

__________, «Gli ultimi esperimenti di Spiritismo», Lux: Bolletino Dell’Academia Internazionale per gli studi spiritici e magnetici, agosto 1891, pp. 281-295.

__________, «Una seduta di Spiritismo», Lux: Bolletino Dell’Academia Internazionale per gli studi spiritici e magnetici, septiembre 1892, pp. 340-342.

AYMERICH (Alfredo Rodríguez de Aldao), El hipnotismo prodigioso. (Los fenómenos del espiritismo), Madrid, Librería de Pueyo, 1911, 2 vol.

CAVALLI, Vincenzo, «Bibliografia. Los Espíritus, vol. II, Manuel Otero Acevedo», Lux: Bolletino Dell’Academia Internazionale per gli studi spiritici e magnetici, 1895, pp. 221-223.

GAMBINI, Dianella, La “Sonata de Primavera” de Valle-Inclán. Un caleidoscopio intertextual e hipertextual, Renacimiento, Sevilla, 2014, 101 pp.

___________, «Sonata de primavera: itinerarios reales / itinerarios ficticios», Anales de la Literatura Española Contemporánea, Anuario Valle-Inclán, 2002, 27 (3), pp. 33-72.

HOFFMANN, G.,«Lo Spiritismo a Napoli», Lux: Bolletino Dell’Academia Internazionale per gli studi spiritici e magnetici,  junio 1889, pp. 144-147.

HORMIGÓN, Juan Antonio, Valle-Inclán: Biografía cronológica y Epistolario, vol. I (1866-1919), Madrid, Publicaciones de la ADE, 2006, 849 pp.

OTERO ACEVEDO, Manuel, Los Espíritus, Madrid, Revista Psicológica La Irradiación, 1893, vol. I, 372 pp.

__________, Los Espíritus, Madrid, Revista Psicológica La Irradiación, 1895, vol. II, 256 pp.

__________, «Los Fantasmas» IX, Heraldo de Madrid, 16-VIII-1891, p. 1.

VALLE-INCLÁN, Ramón del, «Psiquismo», Obras Completas II, 2002: 1428-1429.


  El Pasajero, núm. 28, 2016

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