«Don Benito y Ramón del Valle-Inclán»: Un artículo olvidado de Francisco Madrid en la revista Argentina Libre (1943)

Mª Carme Alerm Viloca

(T.I.V.-U.A.B.)
                                                                                                                                           


Caricatura de Galdós de Toño SalazarCon pie de imprenta del 21 de septiembre de 1943 se publicó La vida altiva de Valle-Inclán, del periodista barcelonés Francisco Madrid (1900-1952), exiliado en Buenos Aires desde octubre de 1936-1962)1. Nada sabemos hasta la fecha sobre el proceso de composición de la obra, pero sí nos consta que con anterioridad habían visto la luz en la prensa hispanoamericana algunos materiales, hasta la fecha prácticamente desconocidos, que formarían parte de ella. En concreto, «El fabuloso don Ramón», que apareció en la revista literaria Alfanje, de La Habana, en marzo de 1939 2 y dos artículos publicados en el semanario Argentina Libre3. El primero, «Cuando Valle-Inclán hablaba en Buenos Aires», del 7 de marzo de 1940 ‒el número inaugural‒, consiste en unos fragmentos, precedidos de una breve presentación, de «El arte de escribir», una de las conferencias bonaerenses de Valle-Inclán en 1910. Aunque el artículo no va firmado, solo puede ser obra de F. Madrid porque los textos, que toman como base la reseña que realizó La Nación de la conferencia [Serrano: 157-164], coinciden exactamente con los que se recogen en La vida altiva, esto es, con las mismas adaptaciones que realizó el autor respecto a aquella reseña [Madrid, 2024: 214-217; Alerm, 2025].  El segundo, que es el que reproducimos más abajo, se editó el 6 de mayo de 1943, cuatro días antes del centenario del nacimiento de Benito Pérez Galdós (10 de mayo de 1943-4 de enero de 1920), evento que la revista conmemoró con tres colaboraciones y con una viñeta del dibujante Toño Solazar: «1843-1943 Benito Pérez Galdós», de Luis Emilio Soto 4, «Don Benito y Ramón del Valle Inclán», de Francisco Madrid y «El Centenario de Galdós», de Carlos Sandelín5.

No es de extrañar que un semanario político-cultural de talante liberal y declaradamente antifascista como Argentina Libre acogiera en sus páginas un homenaje a Galdós. Dirigido inicialmente por Octavio González Roura, surgió en marzo de 1940, etapa que concluyó en julio de 1943, cuando a raíz del golpe de estado militar del 4 de junio, fue clausurado por las autoridades [Nállim: 93]. Tras una breve reaparición entre diciembre de 1944 y enero de 1945, al mes siguiente prosiguió con el nombre de Antinazi hasta que en junio de 1946, con el triunfo de Perón en las elecciones del mes de febrero de ese mismo año y el fracaso de los grupos de «Unión Democrática» ‒a los que apoyaba la revista‒, retomó el nombre de Argentina Libre. En octubre de 1947 y a tenor de las presiones por su constante oposición al peronismo, publicó su último número [Nállim: 102] 6.

Como señala el profesor e investigador Andrés Bisso, Argentina Libre nació con el objetivo de defender la causa de los Aliados en los turbulentos años de la Segunda Guerra Mundial y a la vez combatir «el fraude electoral en la política interna del país» [Bisso: 64], aunque también incluyó secciones de cultura y arte en las que colaboraron autores argentinos (Manuel Múgica Laínez, Eduardo Mallea, Alberto Gerchunoff, César Tiempo…) y extranjeros (Gabriela Mistral, Emilio Frugoni, Ciro Alegría…), algunos de ellos, exiliados españoles (Jacinto Grau, Rafael Dieste, Rafael Alberti o el propio Francisco Madrid, entre otros) [Bisso: 65-66].

Basta echar una ojeada al número que nos ocupa (6-V-1943) ‒dos meses antes del cierre impuesto por el gobierno‒ para comprobar el carácter aliadófilo de la revista y su apuesta por la cultura. Ya en la portada encontramos un manifiesto de la Plataforma Unión Democrática, «Solidaridad Activa con los Pueblos en Lucha contra el Nazismo», cuyo primer punto reza así:

Unión de los argentinos para defender su régimen de gobierno republicano y democrático: para afianzar sus libertades y afianzar su bienestar; para el sostenimiento de los principios de solidaridad y de justicia internacionales, que cimentaron el prestigio de la Nación ante los demás países del mundo. [«Solidaridad Activa…», 1943: 1]
En las ocho páginas que conforman este número se alternan artículos de política nacional con crónicas sobre la Segunda Guerra Mundial e incisivas críticas al nazismo y al fascismo, junto a caricaturas sobre Hitler, Mussolini y Franco, firmadas por Clemente Moreau y Toño Salazar7. Al final se concentran las colaboraciones de índole cultural, entre las que destacan los tres textos de homenaje a Galdós.

El artículo de Luis Emilio Soto realiza un amplio recorrido por la trayectoria vital y literaria del escritor canario, al tiempo que pondera su proyección en Hispanoamérica. Más focalizada y con menor acopio documental es la contribución de Carlos Sandelín, quien pone el acento en el amor a España de Galdós, al que considera el mejor novelista de su tiempo porque «tenía el poder combativo de la caridad», pues «su amor al prójimo se tradujo en la apasionada defensa de todo lo que creyó que podía favorecerlo» [Sandelín: 7]. En los últimos párrafos aplaude la iniciativa del centenario posiblemente aludiendo a los actos conmemorativos que se realizaron en Buenos Aires 8 pero esquiva cualquier referencia al totalitarismo reaccionario que imperaba en la España de 1943; un yugo que por fuerza habría de impedir ese «renacer» que supuestamente desearía un escritor que toda su vida había luchado contra los valores impuestos por el régimen:

Ahora que España ha sufrido tanto, reconforta dedicar un día a celebrar el centenario de su novelista épico […] Y él estaría contento si lo viera porque siendo la personificación perfecta de la modestia y del amor de un novelista a su patria, todo lo que escribió no lo escribió para gloria propia, sino para la mayor gloria de España.

[…]

Galdós querría renacer en este centenario para ser otra vez una bandera viva, y para ser otra vez joven y emprender la tarea de darnos, en nuevos episodios, con claridad y arte perdurables, todo lo perdurable de España. [Sandelín: 7]

Muy otra es la perspectiva del exiliado Francisco Madrid, quien dedica la primera parte de su artículo a demostrar que Galdós, «anticlerical, republicano democrático, liberal apasionado y autonomista comprensivo no es figura de la España oficial actual», por lo que sería de todo punto imposible asimilarlo a los «figurones de su secta». Ni sus obras teatrales podrían ser representadas ni el trasfondo ideológico de sus novelas tendría cabida alguna; ni siquiera la primera serie de los Episodios Nacionales, pues, según el periodista catalán, la lucha del pueblo «contra la tiranía y el poder invasor» de Napoleón es equiparable a la de los «milicianos herederos directos de la gloria de aquellos que se opusieron al poder de los invasores de 1936» [Madrid, 6-V-1943: 6].

Sin duda, Francisco Madrid, pese a la distancia, estaba bien informado cuando afirmaba que los «elementos oficiales que transigen o acatan el actual régimen de España» querían celebrar el centenario de Galdós y que acabaron haciéndolo «de una manera superficial». En efecto, la conmemoración tuvo lugar en la ciudad natal del escritor, aunque con todo tipo de prevenciones y salvedades. Así, por ejemplo, en el editorial del Diario Falange Española y Tradicionalista y de las Jons de Las Palmas del 10 de mayo de 1943, dedicado íntegramente a Galdós, se declara el propósito de limitarse al «elogio merecido al gran novelista y nada más que novelista», no al «banderín» de las «bastardías inconfesables» que, nacidas en el pernicioso siglo XIX, confluyeron en la «miseria del 36»:
Don Benito, comido y recomido del mal de su siglo ‒el maldito siglo XIX anatematizado por Francisco Franco‒, sufrió en su tiempo el ser utilizado como banderín en el que se enganchaban propósitos y bastardías inconfesables, que fueron ganando cuerpo hasta desembocar en la miseria del 36 contra la que se alzó una juventud hoy victoriosa.

Y más adelante se insiste en que el ideario político-religioso del autor de Electra ha sido arrasado por «la verdad de nuestra tesis», una verdad que «a más de serlo, está ganada con sangre en la victoria» [«1843-1943. Galdós»: 1].

 

En la misma línea discurre el artículo de Julio Trenas, significativamente titulado «Lo malo y lo bueno de Galdós. Peligro de un Centenario» [Trenas: 1], mientras que la extensa colaboración de Melchor Fernández Almagro se centra fundamentalmente en la vertiente literaria del escritor, porque, aunque «Galdós hace política, y de la peor», lo que aportó, «por su propia mano, al común acervo de los españoles, no fue ideología, sino literatura» [Fernández Almagro, 1943b: 2]. Un intento de rehabilitar la figura del republicano Galdós, del mismo modo que lo hiciera con el díscolo Valle-Inclán ‒convertido, según Fernández Almagro, en «esperpento de sí mismo» cuando advino la Segunda República‒, en la biografía que había publicado unos meses antes [Fernández Almagro, 1943a: 262].

La segunda parte de «Don Benito y Ramón del Valle-Inclán» se inicia con las palabras con que el escritor gallego, en su conferencia de 1910 «El Modernismo», elogió a Galdós al situarlo entre «los precursores del modernismo», por cuanto «marca los senderos de la tradición» en pro del verdadero patriotismo, que es el del pueblo, el de la comunidad [Madrid, 2024: 229 y n. 366]. A continuación, tras puntualizar que «les distanciaba el concepto de la estética que ambos les alimentaba», Francisco Madrid inserta unas declaraciones de Galdós sobre Valle y viceversa, que reaparecerán cuatro meses después en La vida altiva de Valle-Inclán. La anécdota que se pone en boca de don Benito se localiza en dos revistas argentinas: en Atlántida (el 1 de diciembre de 1927), y al año siguiente en Fray Mocho [Madrid, 2024: 341]; por su parte, las declaraciones de Valle-Inclán proceden de una entrevista que le realizara el periodista Juan Lopez Núñez en 1915 [Madrid, 2024: 323].

No se detiene, pues, el periodista exiliado en analizar la obra del que califica como «ciego ilustre» y «Homero hispano» ni tampoco en ahondar en esas diferencias estéticas, que menciona a vuelapluma, con el creador del esperpento, cuyo periplo vital y estético posiblemente ya había empezado a reconstruir, dada la inminente publicación de La vida altiva de Valle-Inclán. Por el momento, en mayo de 1943, Francisco Madrid solo aspiraba a reivindicar la «figura mágica» del escritor homenajeado invitando a la lectura de sus libros, «crónica limpia de un pueblo hecho para la libertad» [Madrid, 6-V-1943: 6].


© Carme Alerm Viloca
  abril 2025

BIBLIOGRAFÍA

 

ALERM, Maria Carme [2025]: «’El rey es un muñeco grotesco’: una entrevista de Edmundo Guibourg y otras fuentes argentinas de La vida altiva de Valle-Inclán, de Francisco Madrid (1943)», Anales de la Literatura Española Contemporánea. Anuario Valle-Inclán XXIII, vol. 52, núm 3 [en prensa].


BISSO, Andrés [2009]: «Argentina Libre y Antinazi: dos revistas en torno de una propuesta político-cultural sobre el antifascismo argentino 1940-1946», en Temas de nuestra América, núm. 25, 47, 2009, pp. 63-84.

«Brillantemente continuaron hoy los actos en homenaje al escritor Benito P. Galdós. Varias conferencias exaltarán su figura» [10-I-1943]: Crítica [Buenos Aires], p. 5.


FERNÁNDEZ ALMAGRO, Melchor [1943a]: Vida y literatura de Valle-Inclán, Madrid, Editora Nacional.


__________ [1943b]: «En el centenario de Galdós», Falange. Diario de Falange Española Tradicionalista y de las J.O.N.S. [Las Palmas de Gran Canaria], núm. 2798, pp. 1-2.

«Galdós y del Valle-Inclán» [27-III-1928]: Fray Mocho, 831, p. [33].

GARCÍA LORENZO, Luciano E. [octubre 1970-enero 1971]: «Bibliografía galdosiana», Cuadernos Hispanoamericanos, núms. 250-252, pp. 758-797.


MADRID, Francisco [marzo 1939]: «El fabuloso don Ramón», Alfanje [La Habana], pp. 6-7; reproducido en [Madrid, 2024: 405-411].


________________ [6-V-1943]: «Don Benito y Ramón del Valle-Inclán», Argentina Libre, núm. 147, p. 6.

 

_________________ [1943]: La vida altiva de Valle-Inclán, Buenos Aires, Poseidón.


_________________ [2024]: La vida altiva de Valle-Inclán. Prólogo, edición y notas del Taller de Investigaciones Valleinclanianas; coordinación de M. Carme Alerm y Jesús M. Monge, Sevilla, Renacimiento (Biblioteca del Exilio, 65).


NÁLLIM, Jorge [2006]: «Del antifascismo al antiperonismo: Argentina Libre, … Antinazi y el surgimiento del antiperonismo político e intelectual», en Marcela García Sebastiani (ed.), Fascismo y antifascismo. Peronismo y antiperonismo. Conflictos políticos e ideológicos en la Argentina (1930-1955), Frankfurt am Main, Iberoamericana-Vervuert, pp. 77-105.


«Ramón del Valle-Inclán en anécdotas» [diciembre de 1927]: Atlántida [Buenos Aires], 503, p. [5].


SALAZAR, Toño [6-V-1943]: «La Semana del Pobre», Argentina Libre, núm. 147, p. 8.


SANDELÍN, Carlos [6-V-1943]: «El Centenario de Galdós», Argentina Libre, núm. 147, p. 7.


SERRANO ALONSO, Javier [2017]: Conferencias completas de Ramón del Valle-Inclán, Lugo, Axac.


«Solidaridad Activa con los Pueblos en Lucha contra el Nazismo», Argentina Libre, núm. 147, p. 1.


SOTO, Luis Emilio [6-V-1943]: «1843-1943. Benito Pérez Galdós», Argentina Libre, núm. 147, p. 6.


«1843-1943. Galdós» [10-V-1943]: Falange. Diario de Falange Española Tradicionalista y de las J.O.N.S. [Las Palmas de Gran Canaria], núm. 2798, p. 1.


TRENAS, Julio [10-V-1943]: «Lo malo y lo bueno de Galdós. Peligro de un centenario», Falange. Diario de Falange Española Tradicionalista y de las J.O.N.S. [Las Palmas de Gran Canaria], núm. 2798, p. 1




DON BENITO Y RAMÓN DEL VALLE INCLÁN


Por Francisco Madrid



El próximo 10 de mayo se cumplirá el primer centenario de don Benito Pérez Galdós, a quien se consideró como patriarca de las letras españolas en sus últimos años de existencia. Por más que quieran celebrarlo les elementos oficiales que transigen o acatan el actual régimen político de España, lo cierto es que sólo pueden hacerlo de una manera superficial. Les sería muy difícil, imposible, en suma, centrar la inmensa figura de don Benito entre los figurones literarios de su secta. Nada hay más alejado del sentimiento tiranista que el espíritu y la acción de Pérez Galdós. Ni aun en los elogios, que a lo largo de los “Episodios Nacionales” suele hacer a las espadas liberales del pasado siglo, hallarían los militaristas hispánicos, párrafos con que poder anotar alguna adhesión a su manera de dominar el país y de regirlo. Pérez Galdós, más aún anticlerical, republicano democrático, liberal apasionado y autonomista comprensivo no es figura de la España oficial actual. Ninguna de sus obras teatrales podría ser representadas en los escenarios españoles de hoy a no ser que se expurgaran de tal suerte que ni el mismo autor reconocería sus éxitos de ayer. Ni "Electra", ni "El abuelo", ni "La loca de la casa", ni "Sor Simona", ni “Doña Perfecta", pueden ser aplaudidas por los públicos que tanto lo hicieron en pasados tiempos. No hablemos ya de la mayor parte de sus novelas, crónicas de un Madrid —y de una España— que fue y que no es y que no volverá a ser. ¡A buena hora dejarían caer en manos de los jóvenes de hoy las páginas literarias y libertadoras de "La fontana de oro"!... Ni aun en los mismos "Episodios Nacionales" podrían hallar los supuestos excitadores oficiales de Pérez Galdós base para un elogio profundo. En aquellas páginas se halla, en todo momento, el vigor de un pueblo que no es siervo de nadie y que se rebela contra los adversarios de la Independencia y de la libertad —que no son ideas parejas, aunque superficialmente lo parezcan— y ataca, a fondo, a la aristocracia casquivana e ignorante que lleno de vergüenzas lujuriosas los palacios reales y las mansiones históricas ... Pero es necesario exaltar la figura de don Benito Pérez Galdós, hay que hacerlo porque de otro modo el país quedaría muy mal. Hay que incorporarse de alguna forma al maestro. Los discursos pueden hablar de su vida y de su obra, sin penetrar en el significado de las mismas, los actos pueden ser externos y espectaculares, como, por ejemplo, colocar flores ante aquel monumento sagrado que reposa bajo los árboles del Retiro, de Madrid... Todo eso no compromete a nada. Acaso es posible dar a leer "Marianela" a los niños, pero expurgando debidamente el proceso rebelde e íntimo de la heroína y recreando la imagen teatralera y quinteriana del pobre lazarillo enamorado, pero todo esto es anti-Galdós. La gloria de don Benito se halla en el reflejo de un pueblo levantado contra la tiranía y el poder invasor. De la misma manera que los héroes galdosianos que saltan en las páginas exaltadoras de la guerra contra Napoleón eran sus seres más queridos lo hubiesen sido los milicianos herederos directos de la gloria de aquellos que se opusieron al poder de los invasores de 1936. También en 1808, los hombres que atacaron las tropas gabachas recibieron las ofensas y los insultos de los afrancesados y de los aristócratas traidores a su patria y a su raza. Pero pasaron los años y fueron elevados a la categoría de héroes nacionales... Recuerdo todavía el espectáculo anual que se celebraba el 2 de mayo en Madrid, cuando gobiernos, cuerpo diplomático, tropas, aristócratas, rendían tributo de pleitesía y admiración hacia quienes, descamisados y pobres, defendieron la tierra que solo espiritualmente era suya y el honor de un pueblo contra los mismos compatriotas que habían de deshonrarlo en cuanto lo administraran... No desespero de ver, dentro de unos años a los gobiernos de España, al cuerpo diplomático que resida en Madrid y a las sociedades aristocrática, rendir homenajes florales y discursos circunstanciales (como se hace en Francia, por lo más granado en honor de los descamisados del 89) y en honor de los pobres labradores y obreros que dieron su vida por una patria mejor...

Don Benito hubiera seguido el curso de sus "Episodios Nacionales" sin traicionar su conducta reflejada en la obra histórica que le caracterizó. Que no en vano en sus relatos se puso siempre junto al oprimido y frente al opresor por muy condecorado o ensotanado que estuviere... Que nunca ni justificó los actos, por liberales que fuesen en apariencia, de quienes se proponían llegar al poder para hacer la felicidad de los pueblos aun en contra de la voluntad de estos.

*

Pérez Galdós es, en el mundo de las letras, un innovador. En una de las más brillantes conferencias literarias que el magnífico señor Ramón María del Valle Inclán y Montenegro dio en Buenos Aires el año del Centenario al citar a Pérez Galdós dijo que “entre los precursores del modernismo hay que señalar a Pérez Galdós”, porque “marca los senderos de la tradición y va contra los ‘patriotas’ que reniegan de la Historia para ver tan sólo las acciones de los hombres”. Y a este respecto añadió, amparándose en la sombra mágica del escritor canario: “Los pueblos son grandes por la comunidad de un mismo sentimiento en la historia. Si la de España fuese un zurcido de rectificaciones como es su política actual, su grandeza se convertiría en un mito”.

Eso no quiere decir que don Ramón admirase la obra general del popular escritor. Les distanciaba el concepto de la estética que a ambos les alimentaba. Un día don Ramón se burló de la gloria galdosiana. Se excedió en su dicacidad, acaso animado por los oyentes, y las palabras vigorosas de Valle Inclán llegaron a oídos de don Benito. Este contestó al alcahuete que le pasó las confidencias que iba a terminar con el lenguaraz. Entonces el autor de “Doña Perfecta”, aclaró:

Tuve el propósito de responder varonilmente a don Ramón. Fui a casa para redactar una réplica a tono con sus ataques, pero antes se me ocurrió fijar la vista en uno de los estantes de la biblioteca y leí unos títulos: “Sonata de estío”, “Sonata de primavera”, “Cuento de abril”… Abrí las páginas debidas a mi detractor y entonces decidí no responder por singular respeto a mi talentoso adversario. Con los años se curaría de su acerba crítica y comprendería mejor el mundo literario…

La profecía de don Benito no fue incierta. Al rodar los tiempos, Valle-Inclán fue humanizando sus violencias juveniles. Y así, muerto Pérez Galdós, apaciguadas las polémicas de los modernistas. Valle Inclán recogió el recuerdo del maestro y exclamó:

‒Don Benito era pintoresco e intenso. La misma exuberancia de sus obras perjudicó el valor intrínseco de las mismas. Pero a pesar de eso, Galdós fue el redentor de nuestro teatro. Nadie antes que él había llevado a la escena los vastos problemas. “Realidad” fue el preludio de una renovación gloriosa. Reinando Echegaray, todo era arbitrariedad ampulosa y vana retórica. ¡Lo que tendría que luchar Galdós con los cómicos! “Alma y vida”, tan fresca y delicada, fue verdaderamente escarnecida por quienes la estrenaron…

Hoy vuelve a nosotros la sombra del ciego ilustre ‒Homero hispano‒ que una generación ha olvidado injustamente. Ignorándolo olímpicamente o menospreciando su lectura; hoy vuelve a nosotros como una figura mágica que sonríe, piadosa, al advertir que se renueva la curiosidad por sus libros, crónica limpia de un pueblo hecho para la libertad.

 

(Argentina Libre, núm. 147, 6 de mayo de 1943)

 

NOTAS


1 Sobre la biografía de F. Madrid y la bibliografía pertinente, vid. la reciente edición de la obra que ha llevado a cabo el Taller de Investigaciones Valleinclanianas [Madrid, 2024].

2. «El fabuloso don Ramón», Alfanje [La Habana], marzo de 1939, pp. 6-7. Reproducido en Madrid, 2024: 405-411.

3. Agradezco a Andrés Bisso, investigador del Conicet y Profesor Titular de La Universidad de La Plata, su inestimable ayuda para la localización y obtención de estos y otros artículos publicados en Argentina Libre, una revista que analizó brillantemente hace unos años [Bisso, 2009].

4. El renombrado periodista y crítico literario Luis Emilio Soto (1902-1970) fue autor de numerosos artículos publicados en Argentina Libre y en Antinazi, así como en otras revistas y periódicos, como Sur, Nosotros, El Hogar, El Mundo, La Nación… El 3 de marzo de 1929 La Nación publicó una importante entrevista con Valle-Inclán que había tenido lugar el año anterior en la capital española y de la cual Madrid publicó varios fragmentos en La vida altiva de Valle-Inclán [Madrid, 2024: 365-366; 375).

5. Luciano García Lorenzo, quien incluyó el artículo de Soto y el de Madrid en su «Bibliografía galdosiana» [780, 791], confunde a Carlos Sandelín con Carlos Rovetta [788], colaborador de otras publicaciones bonaerenses, pero no de Argentina Libre. Escasa información he logrado allegar sobre Carlos Sandelín, del que constan siete colaboraciones en Argentina Libre. Traductor de Kafka y de Gombrowicz, también participó en Correo Literario, un periódico quincenal editado en Buenos Aires entre 1943 y 1945, bajo la dirección de los escritores gallegos exiliados Arturo Cuadrado, Luis Seoane y Lorenzo Varela.

6. Según Nállim [102-103], debido a la persecución que sufrió su entonces director, Koiffman, «el último intento de publicación […] se realizó entre agosto de 1948 y mayo de 1949 en Montevideo, desde donde se ingresaba clandestinamente a la Argentina».

7. Por ejemplo, al final del número, entre varias caricaturas realizadas por Toño Salazar para la sección «La Semana del Pobre», aparece una viñeta titulada «2 de mayo. El pobre Franco pide un imperio», donde vemos al dictador rodeado de ruinas, en cuclillas, abiertos los brazos y con una cruz y una esvástica que penden del gorro militar, pronunciando un discurso, del que se reproduce una frase al pie de la viñeta: «Entonces sobre estas piedras veremos renacer la hegemonía de España» (Discurso de Franco, 2 de mayo)” [Salazar: 8].

8. Según el diario Crítica, se impartieron varias conferencias sobre la vida y obra galdosianas. Destaca la de Amado Alonso y las que organizó el Colegio Libre de Estudios Superiores, entre cuyos participantes se contaban intelectuales y escritores españoles exiliados como Ricardo Baeza, Jacinto Grau, Alejandro Casona, Rafael Alberti y María Teresa León. [«Brillantemente...», 1943: 5].


                                                                                                                                                                                                 El Pasajero, núm. 33, 2025.