Cipriano Rivas Cherif, Mimí Aguglia y Ramón del Valle-Inclán: La cabeza del Bautista y la estética de la representación granguiñolesca

Jesús Rubio Jiménez

(Universidad de Zaragoza)
                                                                                                                                           

Durante los años veinte los planteamientos estéticos de Valle-Inclán cambiaron profundamente. Aspectos que venían interesándole se acentuaron y amplió su horizonte dramático con la formulación del esperpento y otras propuestas renovadoras. El director de escena Cipriano Rivas Cherif y la actriz italiana Mimí Aguglia tuvieron un papel notable en su actividad teatral y posibilitaron puestas en escena significativas de alguna de estas propuestas renovadoras. No es esta por ello la primera vez que se aborda el estudio de la relación entre los tres personajes, pero aquí trataré de concretar más un punto de encuentro de sus búsquedas: la estética del Grand Guignol.

Juan Aguilera inició el estudio y la recuperación de la obra de Cipriano Rivas Cherif con una memorable tesis de licenciatura defendida en febrero de 1983 que sentó las bases para el estudio de este decisivo director de escena español. Después otros han estudiado sus trabajos y al día de hoy todos los historiadores del teatro español del siglo XX reconocen su papel fundamental en la renovación de la escena española durante los años veinte y treinta 1.

Desde distintos ángulos, algunos andábamos por entonces llamando la atención sobre la necesidad de estudiar las representaciones que se hicieron del teatro de don Ramón durante su vida, teniendo en cuenta como fueron llevadas a escena. Creo que fui de los primeros en señalar el Grand Guignol y su estética como uno de los referentes necesarios cuando preparé ediciones de sus dramas y en trabajos autónomos 2. Hoy puede decirse que los analistas del teatro de Valle-Inclán conceden la importancia que merece a esta modalidad teatral, aunque todavía se debe perfilar mejor su recepción en España, cómo se aclimató y se convirtió en un cebo para dramaturgos como Valle-Inclán que exploraron sus posibilidades, contribuyendo a crear un repertorio propio.


Las noticias sobre el Grand Guignol llegaron a España desde sus inicios en París a finales de los años noventa del siglo XIX. Tres décadas después, en los años en que voy a centrar mi atención, se había difundido ampliamente y cada vez eran más las propuestas que asumían y aprovechaban sus posibilidades. Era habitual que compañías extranjeras especializadas en Grand Guignol dieran temporadas en las ciudades españolas y habían surgido compañías autóctonas de Grand Guignol, que familiarizaron a los públicos con aquel repertorio.

Una de las compañías extranjeras que tuvieron un papel relevante en los años diez en la aclimatación de aquel repertorio fue la de Grasso-Ferrau y Mimí Aguglia que visitó España en diferentes ocasiones y con una gran aceptación, quedando como referente para los espectadores de las ciudades en las que actuaron en sus giras y para los hombres de teatro que se esforzaban en una renovación del repertorio teatral [Rubio, 2002: 76-79].

En la temporada de 1924-1925 convergieron los intereses de Mimí Aguglia, ya consagrada internacionalmente, con los de Rivas Cherif y Valle-Inclán, cuando al primero le ofrecieron el papel de propagandista de la compañía española formada por la actriz italiana para una gira de esta por España y Portugal. Incorporaron a su repertorio La cabeza del Bautista, que había sido concebida dentro de los cánones granguiñolescos y alcanzó así una puesta en escena apropiada a su estética de la mano de quienes mejor podían hacerlo: un director artístico bien informado y una actriz de primer nivel, que llevaba años recorriendo el mundo con un genuino repertorio siciliano y granguiñolesco internacional. Los aspectos generales de la gira ya han sido descritos, pero con menos precisión la estética que sustentaba su trabajo [Perdomo, 1995; Sánchez Colomer, 1997 y Dougherty / Vilches de Frutos, 1992].

Cipriano Rivas Cherif y Mimí Aguglia


Mimí Aguglia -como queda dicho- había trabajado en ciudades españolas, en varios países americanos, incluidos Estados Unidos y Canadá donde llegó a actuar en inglés. Durante los años veinte, tras largas estancias en México y en Cuba donde desarrolló su conocimiento de la lengua española y decidió representar en nuestro idioma, volvió a visitar nuestro país avalada y asesorada por los directores artísticos Cipriano Rivas Cherif y Ricardo Baeza. Los dos compaginaban las actividades escénicas con la escritura de ensayos donde defendían posicionamientos estéticos con los que difundieron movimientos teatrales renovadores internacionales. Si hoy ya se conoce y acepta con normalidad la trayectoria de Cipriano Rivas Cherif, en el caso de Ricardo Baeza su conocimiento es más reducido aunque Andrew A. Anderson ha analizado con ponderación su labor como hombre de teatro [Anderson, 1994a, 1995]. Escribió estudios sobre el teatro durante los años veinte en El Sol y en la Revista de Occidente y puso en práctica sus ideas con la compañía Atenea (1919) [Anderson, 1994b]. Con Mimí Aguglia colaboró después como propagandista y asesor artístico [Anderson, 2000, 2017].

Rivas Cherif ejerció con eficacia y competencia como publicista entre 1924 y 1925 para la actriz Mimí Aguglia y su esposo Vicenzo Ferrau, tras haberlo hecho antes en el Teatro dei Piccoli de Vittorio Podrecca. Facilitaba al público información sobre la actriz y su repertorio a través de los medios de comunicación en las ciudades donde actuaba la compañía; y dio algunas conferencias que le permitieron presentar una cuidada exposición de las propuestas teatrales de la actriz italiana y su idoneidad para representar las piezas de Valle-Inclán a quien trataba de difundir.

Fue al parecer Rivas Cherif quien sugirió al empresario del teatro Apolo, Mario Vitoria, la contratación del ya famoso teatro italiano de Podrecca, que había comenzado su andadura en 1914:


Cierta relación amistosa que yo había entablado con el empresario Mario Vitoria, que lo era por entonces del Apolo madrileño, le condujo a atender mi consejo para que llevase al teatro de la Zarzuela el espectáculo de los Piccoli de Podrecca, que cantaba las partes del lírico pinto, y una cuñada, reciente viuda de su hermano, bella y simpática, en extremo, que con pocas voces más constituía el elenco invisible. Del cual eran animadores magníficos los Gomo del´Acqua, familia asimismo de marionetistas de la más antigua tradición napolitana.
[Rivas Cherif
, El Redondel, 3-XII-1961].


En septiembre se anunciaban funciones para niños y Rivas Cherif animaba al público a que asistiera a las funciones de aquel teatroe italiano, que realizaba en su opinión la teoría de la supermarioneta de Gordon Craig en los escenarios [Tito Liviano (CRC), Heraldo de Madrid, 24-IX-1924: 1].  La compañía de Podrecca actuó en el teatro de la Zarzuela entre el 17 de octubre y el 14 de diciembre ofreciendo una brillante temporada con La bella durmiente, de Bistolfi; Alí Babá, de Botessini; Don Juan, de Mozart; El gato con botas, con música de César Cui; La urraca ladrona, de Rossini; Blanco y negro (aventuras de Pierrot), de Pagan, con música de Marini; Cinco minutos en el Japón; Marcelina o cual de los tres, La cenicienta, Elixir de amor, con música de Donizzetti; La ocasión hace al ladrón, de Rossini; y Caperucita roja, con música de César Cui 3.

En esos meses Rivas Cherif estuvo contratado como propagandista. El trabajo de publicista de Rivas Cherif resultó satisfactorio y dio lugar a que, cuando Mimí Aguglia pensó hacer una gira por España, interpretando en castellano mientras preparaba una gira más ambiciosa por América, contratara también sus servicios como apoyo.

En junio de 1924 había actuado Mimí Aguglia en Madrid como actriz invitada por Enrique López Alarcón en el teatro Eslava; en esta ocasión realizó dos representaciones: La malquerida, de Benavente, a beneficio de la Asociación de la Prensa; y Marianela, adaptación de la novela de Galdós realizada por los Álvarez Quintero, a beneficio del Montepío del Sindicato de Actores. Publicó entonces Rivas Cherif un interesante artículo en el Heraldo con dos fotografías de la actriz como Marianela y en L´aigrette, «Mimí Aguglia en Madrid. Un problema de expresión dramática», tras entrevistarse con ella a la salida del hotel donde se alojaba. Comenzó recordando que la vio actuar años antes en el teatro de la Princesa con Malia, La figlia di Iorio, Pietra fra pietre, Tierra baja y Juan José
4. Y afirmaba que entonces ninguna otra compañía visitante le conmovió tanto como sus intensas representaciones sicilianas con Grasso. Repasó su recorrido internacional y le preguntó si era cierto que quería trabajar en castellano y como actriz española. La actriz le respondió que había representado en La Habana en castellano algunas de las 21 obras de su repertorio 5, y añadiendo:

Y es verdad que quiero trabajar en España y con actores españoles. Pero eso no significa que yo intente cambiar de nacionalidad artística. Yo soy una actriz extranjera que quiere resolver el problema esencial del arte dramático, la comunicación directa con los espectadores, con los grandes públicos.
[Rivas Cherif, Heraldo de Madrid, 21-VI-1924: 3].

Quería hacer y ser recordada por algo más que algunas escenas célebres y por eso trabajó en inglés cuando se lo propusieron en Estados Unidos y en Canadá; y en castellano con La malquerida, de la que afirmaba: «¡Qué obra, qué papel espléndido!» En español hacía, además, Mariana, de Echegaray, Marianela, en la versión teatral de la novela galdosiana realizada por los hermanos Álvarez Quintero; y Los intereses creados, de Benavente,

cuyo Crispín interpreto, según mi entender personal, en un tono picaresco, al estilo de la commedia italiana tradicional. Pero cada vez iré aprendiendo más. Y en cuanto pueda, de las primeras cosas que haré, una será El príncipe Juanón, de Muñoz Seca, en el que hay un tipo de mujer agradecidísimo para una actriz. Me gusta mucho esa comedia. [Ibidem]

Le anunciaba que vendría a Madrid y recorrería después España en la temporada de invierno, y que iba a hacer La malquerida y Marianela con la ayuda de Enrique López Alarcón y su compañía en una función de beneficio para demostrar su capacidad para representar en castellano. Concluía Rivas Cherif:

Está segura de que su amor a España ha de ser correspondido. Mimí Aguglia se complace en hablarnos en castellano sin el menor esfuerzo, sin recurrir al gracioso artificio prosódico de la cancioncionista Olimpia D´Avigny, a la fácil simplificación del escenógrafo Mignoni, a la elocución pluscuamperfecta de nuestro admirado amigo el doctor Pittaluga, pongo por italoespañoles conocidos. Apenas si se advierte en el cordial acento de la gran actriz cierto dejo americano, que añade gracia y significación a su intento artístico. [Ibidem]

Rafael Marquina analizó unos días después su espléndido trabajo, representando el papel de Raimunda de La malquerida. En su opinión coincidía con lo buscado por Benavente al representar a Raimunda, que ante todo era una mujer de su casa, diligente, limpia, clara, con buena compostura. No lo olvidaba ni en sus momentos más tensos, ya que «es este uno de los rasgos fundamentales de su temperamento. Y es, en el drama, la más aguda motivación dramática» [Marquina, 29-VI-1924]. Así lo entendió la actriz, que lo matizaba con detallada verdad y lo exteriorizaba sin que se desdibujara este rasgo esencial. Cuando surgía la tragedia en su vida, decidida y miedosa a la vez, se mostraba brava y acobardada. Mimí Aguglia demostraba su magisterio en estos matices y citaba como ejemplo la escena decisiva en que Raimunda y Norberto en el acto segundo, cuando este desvelaba toda la verdad y pasaba ella a ser protagonista de la tragedia que la hería y atormentaba como mujer, esposa y madre. Mimí convirtió en eje de su interpretación esta escena, representando con vigorosa acentuación mímica y verbal todas las sensaciones que conturbaban el alma limpia de Raimunda:

Logró señalar el paso de la verdad y su estrago en el corazón. Fue una gran escena. A partir de ella, Mimí Aguglia subrayó, ya en plena valorización personal de todas las cualidades de la protagonista, las características humanas, y en la emoción llegó frecuentemente a lo insuperable.
[Rafael Marquina, Heraldo de Madrid, 29-VI-1924]

Marquina solo señalaba alguna limitación en la expresión idiomática y en la literalidad de algunas frases. Pero aun así la interpretación resultó magnifica y obtuvo un gran éxito.

Todo se iba conjurando para que los destinos de Rivas Cherif y Mimí Aguglia convergieran. La actriz volvió a finales de septiembre a Madrid y comenzó a formar compañía española para la temporada proyectada, contratando entre otros al actor mexicano Alfredo Gómez de la Vega, que se hallaba en España desde 1916. Había trabajado con los Martínez Sierra y Catalina Bárcena en el teatro Eslava, después en la compañía Atenea de Ricardo Baeza y en la de Carmen Cobeña. También se integraron en el elenco como primera dama joven Elvira Morla, hermana de Ricardo Baeza (Morla era su nombre artístico); Alfonso Tudela, Carmen Ponce de León, Dolores Valero y otros.

Se presentaron en el teatro del Centro el 16 de octubre con La enemiga, de Darío Niccodemi, con la que solía comenzar sus temporadas. Y en los días siguientes fueron desplegando un variado repertorio internacional que se fue ampliando en los meses siguientes durante la gira: Una yanqui en París, de Croiset, La mujer X, de Brison, Seis personajes en busca de autor y Cada cual a su manera, de Pirandello, etc.



El estreno de La cabeza del Bautista


Cipriano Rivas Cherif, Enrique de Mesa y algunos otros contertulios habían convencido a Valle-Inclán para que autorizara la puesta en escena de La cabeza del Bautista. La estrenó la compañía de Enrique López Alarcón, que también incluyó para tal señalada ocasión en la misma función Cuento de abril. En ella figuraba como primer actor el mexicano Alfredo Gómez de la Vega, que se incorporó meses después a la compañía de la Aguglia con algunos otros actores y actrices de esta compañía.

Cuando en septiembre se presentó la temporada de la Compañía Enrique López Alarcón se anunció como reclamo novedoso la inclusión de Valle-Inclán en el repertorio en su vuelta a los escenarios. En octubre seguían avanzando en los ensayos y en la configuración escénica de aquella “comedia macabra” a la vez que ensayaban Cuento de abril, drama poético de su primera etapa y fundado en una estética diferente donde la palabra poética y el verso eran soportes fundamentales del texto.

La cabeza del Bautista se había publicado en la colección de La novela semanal el 22 de marzo de 1924 junto a La rosa de papel, compartiendo la denominación de “novelas macabras”, aunque se trataba de piezas dramáticas o si se prefiere, al menos de “teatro para lectura” 6. En las críticas teatrales de La cabeza del Bautista se mantuvo de hecho la calificación de “cuento macabro en un acto” [Montaner, 21-III-1925]. Y como “novela macabra, en un acto” se continuó anunciando en las funciones que se dieron en Santiago de Compostela, La Coruña y Bilbao tiempo después. La fluidez genérica era consustancial a estas breves piezas. Con estas novelas dramáticas don Ramón se internaba con decisión en las formas breves del teatro como había hecho en el cambio de siglo con las piezas simbolistas Tragedia de ensueño y Comedia de ensueño. Escribiendo con una libertad desprejuiciada y pensando incluso más en la edición que en la representación dada su estética y las limitaciones de los repertorios teatrales de entonces [Rubio Jiménez, 1993b: 133-153]. Rivas Cherif se preguntaba:

En todo caso, ¿ese acto breve ha de considerarse cual compendio y resumen quintaesenciado de todo lo anterior, o más bien como punto de partida y enlace del espíritu animador de los esperpentos, con una forma sintética de acabada arquitectura teatral y por ende asequible incluso al público leído?
[Rivas Cherif, España, 29-III-1924: 12]

La brevedad de La cabeza del Bautista requería que se programara en una función con otras piezas. Gago Rodó [2011: 272-285, 661-666] recuerda que se iba a estrenar con La importancia de llamarse Ernesto, de Óscar Wilde, pero luego se varió la situación y acaso Valle-Inclán forzó la situación para que lo fuera junto a Cuento de abril. Con el tiempo compartió programa con diferentes piezas de Benavente, Bracco y Pirandello según los lugares cuando Mimí Aguglia la incorporó a su repertorio.

El estreno de La cabeza del Bautista en Madrid tuvo lugar el 17 de octubre de 1924 en el teatro del Centro. Se dieron ocho funciones según el recuento de Gago Rodó [2011: 571]. En la crítica hubo consenso al destacar su intensidad, que la convertía en una tragedia abreviada. La sugerencia del título y su final sorprendente con la transformación amorosa de la Pepona tras asesinar al Jándalo facilitaron su asociación con el episodio bíblico aludido en el título y al tratamiento que se le venía dando en la tradición simbolista con especial relevancia a su dramatización en Salomé de Óscar Wilde, que había estrenado Sarah Bernhardt en 1894 [Aszyk, 2012: 13-28]. La comedia macabra ideada por Valle-Inclán era un extraño ritual de amor y muerte donde convergían el célebre pasaje bíblico objeto de mil tratamientos artísticos y el tema costumbrista del jándalo, también de dilatada tradición pero en este caso sin traspasar las fronteras españolas [Rubio Jiménez, 1994b]. Estos asuntos en apariencia contrarios mostraban que en realidad contenían elementos comunes. Se hermanaban lo mítico bíblico y lo costumbrista con un tratamiento granguiñolesco sorprendente.

Los actores que representaron los principales papeles de La cabeza del Bautista en el estreno madrileño hicieron un buen trabajo y explicaron en la página teatral de Heraldo de Madrid, con fotografías de Ortiz, cómo habían construido sus personajes. Alfonso Tudela, que interpretó a Don Igi, el indiano, decía entre otras cosas:

Cuando se leyó la obra y se me repartió el citado papel creí ver en el siniestro Don Igi un tipo de excepción en la escala de la maldad humana, trazado magistralmente por la pluma del gran novelista, con inspiraciones shakesperianas y vislumbros [sic] de los inmortales perversos que creó Víctor Hugo.

Con el Don Igi de Valle-Inclán, viejo sórdido, criminal y lascivo, entendí que para ensancharlo como hombre repulsivo convenía disminuirlo en acción y en tono, y por eso lo interpreté con sobriedad de movimientos y sin alteraciones demasiado perceptibles en la voz, ya que es en el corazón donde tiene todas sus ferocidades el personaje de que se trata.
[Heraldo de Madrid, 25-X-1924.]

El actor trató de transmitir al público que se trataba de «un ejemplar de enorme intensidad dramática, alevoso como un reptil, macabro como una hiena y cobarde como una rata», y lo hizo dotándolo de una voz casi de falsete, con reposo casi absoluto de los brazos y dándole a su acento en su pronunciación sonoridad argentina.

Alfredo Gómez de la Vega consideraba que El Jándalo era «la Fatalidad en esa tragedia, y por lo mismo un elemento inconsciente y ajeno, por decirlo así, de la misma». Con su fuerza y despreocupación «Pasa alegremente, sensual y codicioso entre las sombras de la tragedia que le rodea casi desde su aparición en escena, hasta su muerte, que no sospecha, y que en consecuencia no teme». Consideraba que don Ramón no había querido localizarlo demasiado como mexicano, sino con cierta diversidad de giros americanos, «un tipo representativo», y por ello evitó caer en la tentación de representarlo como mexicano –era su nacionalidad– «empleando indistintamente tonos y acentos americanos del Centro y del Sur, y procurando asimismo ampliar la impresión heterogénea con la manera de vestir el personaje.»

Finalmente, Juana Gil Andrés, que se sintió desbordada por el personaje de tan inquieta que se sintió por su extremada perversidad, comentó como construyó La Pepona:

Se despertó en mí, acaso sugestionada por el título, el recuerdo de la hija de Herodías, de aquella princesa lasciva, y no me sentía con fuerzas para salir mediamente airosa del empeño en que la Dirección me colocaba.

Después ensayé… estudié… y a medida que ensayaba y estudiaba, me iba convenciendo de que la Pepa de La cabeza del Bautista en nada asemeja a la Salomé.

Entendí que era una mujer que la vida había tirado en brazos de un viejo ricachón y malvado, y conforme con su suerte se unía a él en la perversidad y en el crimen: pero sin la atadura fuerte de un cariño. Y así me explicaba y así iba sintiendo el momento fatal de la obra, en que sujeta por unos brazos de mozo fuerte, besada por unos labios jugosos de vida, toda ella despierta con el fuego que no pudo encender el viejo indiano, y quiere volver la vida donde puso la muerte. El desconocido deja de serlo para ella cuando unen sus bocas.

Sea como fuere, llegaba a comprender o intuir el gran momento final del enamoramiento de aquel a quien acababa de acuchillar.
[Ibidem]

Los testimonios de los tres actores denotan que habían trabajado con cuidado los personajes, alcanzando un nivel digno en su representación y que se trataba de una función con interés artístico. El gesto estilizado y la cuidada declamación indagando en las resonancias de sus palabras fueron dos de los aspectos más cuidados. Gustó al público y sobre todo a la crítica más avisada. Rafael Marquina decía:

Tengo esta obra de Valle-Inclán como una de sus mejores páginas escénicas. Se cumplen en ella, además de todas aquellas condiciones estéticas que permitieron decir a Pérez de Ayala que toda la obra de Valle Inclán está escrita sub specie theatri, aquella ley primordial que exige que, teatralmente, la psicología sea sustituida por el dinamismo. Es decir, los personajes son por sí mismos, por la razón funcional y activa de sus propios hechos, su propia psicología vida, en acción. Su corporeidad –indispensable para la calidad estética del teatro– se conforma y define en un ambiente sensiblemente apreciable, como las figuras de los santos en un fondo de luz, en los retablos primitivos.

Todo ello escenificado con la enérgica fortaleza genial de un creador que no olvida cuanto hay que dar libertad al vuelo de la fantasía y de aquí el profundo modo que hay que atender las exigencias de la revelación, presta a La cabeza del Bautista un encanto áspero y bello.

Trasciende también esa áspera belleza del esencial dramatismo del diálogo creado con la concisa y prodigiosa maestría que es una de las más altas categorías literarias del gran D. Ramón.

Plácemes merece la dirección del Centro por haber llevado a las tablas esta escena valleinclanesca y elogios muy grandes los artistas Juana Gil Andrés y señores Gómez de la Vega y Tudela por el admirable y atinado vigor de la interpretación. Pero todo ello, y la misma significación substantiva de la obra, exigen glosa más dilatada. Quédese para otro día.

[Rafael Marquina, Heraldo de Madrid, 18-X-1924.]

En términos similares se pronunciaron otros, pero solo voy a referirme a unas pocas reseñas, que señalan la estirpe genérica mixta de la obra [Gago Rodó, 2011: 661-663]. Enrique Díez Canedo apuntaba que Enrique López Alarcón tras leer La cabeza del Bautista en La Novela semanal, supo ver la fuerza dramática y había decidido ponerla en escena porque:

No es un apunte dramático; es un drama verdadero, punzante; se redime de la sacudida granguiñolesca por una acabada visión de los tipos que muestran el bravío fondo de sus lamas en un dialogo perfecto, en que responde no la palabra a la palabra, sino el pensamiento al pensamiento; diálogo a la vez abundante y condensado, rico en proyecciones de carácter, todo matiz y plasticidad, vivo y verdadero diálogo dramático.

[Díez Canedo, El Sol, 18-X-1924: 2]

Los personajes masculinos se expresaban en un lenguaje lleno de giros y vocablos de América. Los tres actores encajaban «perfectamente en sus tipos». El señor Tudela en perfecto argentino en desacuerdo con las alusiones de la acción y la procedencia del personaje: «Valle huye cabalmente de localizar en exceso el habla de sus personas dramáticas, buscando un nuevo efecto estético.».


Al concluir la representación hubo nutridos aplausos entre los que no dejó de sonar alguna viva protesta contra la cruda expresión del sentimiento apasionado. Por el contrario, en Cuento de abril, de una modalidad diferente, solo el señor Gómez de la Vega sabía lo que son versos –decía el crítico–, los demás ni sabían decirlos ni los habían aprendido de memoria con lo que la representación fue una falta de respeto al autor. Lo único aceptable fueron las decoraciones de Fernando Mignoni autor también de una muy lograda ambientación que servía de fondo a La cabeza del Bautista 7 .

Melchor Fernández Almagro llamaba la atención sobre la capacidad de renovación de Valle. Se comprobaba comparando las dos obras ofrecidas: Cuento de abril, “comedia rimada” como un primoroso esmalte modernista. Pero su teatro mejor había que buscarlo por otro camino: el que abrió con las “comedias bárbaras”:

Ello es que de las comedias bárbaras arranca esa nueva y sorprendente especie de los esperpentos, que son gala de nuestras letras contemporáneas. Aquí sí que se nos muestra Valle-Inclán dueño de lo patético. ¡Y qué don para dignificar lo monstruoso y deforme!

[Fernández Almagro, La Época, 18-X-1924: 1].

Traía a cuenta estos antecedentes porque La cabeza del Bautista no era precisamente un esperpento pero tenía en su opinión en común con estos la sugestión de Goya:

El Goya de los Caprichos se hace presente en este cuadro siniestro e impresionante, cruzado por la ráfaga caliente de una pasión cargada de tragedia. ¡Qué contraste, repetimos entre la cruda y áspera Cabeza del Bautista y el brillante y sonoro Cuento de abril! [Ibidem]

Y centrándose en La cabeza del Bautista recordaba cómo había actualizado Wilde el tema bíblico. Aunque la obra de Valle había sido publicada en una colección popular, Fernández Almagro consideraba que no era «un vulgar cuadro de grand-guignol», sino que

lo interesante de La cabeza del Bautista está en la nobleza estética con que es tratada una horrible y tosca materia. La alta dignidad de la obra queda señalada por estos dos elementos: un carácter de hombre, el de Higinio, poseído por la codicia, la lujuria y el miedo, que es un milagro de autenticidad. Y un diálogo de justeza y propiedad tales, que puede servir de modelo en punto a lenguaje dramático. [Ibidem]

El señor Tudela fue un Higinio admirable, «se apoderó de su alma con el certero instinto de un gran actor». La señora Gil acertó también en la encarnación de su personaje e igualmente el señor Gómez de la Vega.

Para José de Laserna

La cabeza del Bautista es en realidad una tragedia bárbara, semejante a las demás del autor, que basada en la leyenda de la bella Salomé, se desarrolla en el ambiente moderno, con tipos plebeyos, y una valentía sincera y honda.

La escena final en que la mujer amancebada con un viejo da muerte al mozo que la seduce y al caer entre sus brazos siente el vértigo de la pasión sádica está conseguida con una pujanza excepcionalmente granguiñolesca. No se puede llegar más allá en la intensificación de un carácter que culmina en el alma primitiva de una mujer electrizada por el amor.
[José de Laserna, El Imparcial, 18-X-1924:3]

Estuvo bien interpretada, aspecto en el que como se ve coincidían todos, aunque alguno lamentando de paso que Valle-Inclán no se prodigara más en el teatro como apuntaba el veterano crítico Alejandro Miquis:

Su obra, de una extraordinaria intensidad trágica, más aún que por el asunto, con serlo mucho, por la manera tan fuerte y sobriamente artística de realizarle, llegó muy a lo hondo de los espectadores, conmoviéndoles intensamente, sin apelar para ello a recursos que fueran incompatibles con el recio verismo de que, no obstante, lo que de su temperamento pudieran decirnos sus admirables novelas, ha dado ya prueba en otras obras dramáticas al señor Valle-Inclán.

Es lástima que el señor Valle-Inclán no cultive más asiduamente el teatro; su visión clara y recia de tipos, caracteres y ambientes; su paleta fuerte, rica y caliente, dentro de una sobriedad muy profundamente artística, y sus admirables dosis de estilista, nos darían, si lo hiciera, fiestas de arte en que la emoción se adueñaría de nuestros espíritus para adoctrinarlos.
[Alejandro Miquis, Diario Universal, 18-X-1924:3]

No dudaban en emparentar La cabeza del Bautista con el Grand-Guignol, pero señalaban simultáneamente que desbordaba por completo los cauces populares del género para convertirse en una intensa tragedia. Lograba, por tanto, Valle-Inclán una angustura genérica, paralela a la angostura temática y temporal que ya ha habido ocasión de señalar y que era una de las grandes aspiraciones de don Ramón como escritor.


La cabeza del Bautista rodando por España y Portugal


Hubo una espectadora de excepción que quedó atrapada por la función: Mimí Aguglia, que decidió incorporarla a su repertorio, animada, además, por Rivas Cherif, que andaba ya asesorando la formación de su compañía española.

El 30 de noviembre interrumpieron la temporada madrileña en el teatro de la Zarzuela y, tras unas semanas de ajuste del elenco de la compañía y del repertorio, iniciaron una gira por distintas regiones. Con este grupo la Aguglia actuaba en castellano y durante meses dieron funciones en ciudades españolas y portuguesas con gran éxito antes de embarcarse para América, aunque al final esta parte del proyecto se frustró. La gira se prolongó hasta la primavera de 1926, en que dieron una última campaña en el teatro de la Latina de Madrid durante los meses de abril y mayo.
 

El repertorio que presentaban era una mezcla de obras extranjeras de calidad, al lado de obras españolas como La malquerida y Marianela, ya mencionadas. Seguían siendo piezas fundamentales La hija de Jorio y La antorcha escondida, de D´Annunzio; Tierra de promisión de Somerset Maugham, con traducciones de Ricardo Baeza. Maglia (Hechizo), de Capuana. Durante la gira fueron ampliando repertorio con Cada cual a su manera y Seis personajes en busca de autor, de Pirandello; Infiel, de Bracco; Celos, de Andreiev. Dependía de las ciudades donde actuaban y de los compromisos que adquirían con los empresarios de los teatros, varios de ellos reacios a incluir obras que se consideraban muy renovadoras.


Rivas Cherif solía llegar unos días antes a la ciudad donde iban a actuar y preparaba las actuaciones con conferencias sobre la estética de la actriz y publicando artículos en la prensa local. Incluso encarnó algunos personajes en las obras de Pirandello, Cada cual a su manera y Seis personajes en busca de autor.


A finales de enero de 1925 dieron unas primeras funciones en Andalucía, trabajando en teatros de Sevilla –debutó con La enemiga el día 24, Huelva, Málaga y Córdoba. Al menos en Sevilla –donde actuó la compañía en el teatro de San Fernando– y en Córdoba precedió a las representaciones una conferencia sobre el arte universal de Mimí Aguglia y su modalidad española 8. Mientras se hallaban en el teatro Duque de Rivas de Córdoba, Heraldo de Madrid informó sobre cómo Mimí Aguglia y Rivas Cherif se habían unido para llevar por toda España «la cultura teatral removida», es decir, renovada. En todos los teatros donde habían actuado hasta ese momento habían dejado ya huella obteniendo sonados éxitos:

Rivas Cherif, siempre atento a toda manifestación de arte puro, ha ido explicando conferencias, en las que a modo de presentación de la artista, hizo la semblanza de su personalidad; esta personalidad temperamental, sutil, pero difusa, que resplandece en torno a la figura espiritual de la insigne trágica.
[Heraldo de Madrid, 21-II-1925:1].

En marzo estaban en Barcelona y allí estrenaron La cabeza del Bautista el 20 de marzo de 1925 en el teatro Goya donde permanecieron hasta finales de mayo. Valle-Inclán viajó entonces a Barcelona para asistir al estreno 9. Fue un éxito memorable del que se hicieron eco los periódicos de Madrid. Heraldo de Madrid decía el 21 de marzo: «No se recuerda en Barcelona, durante estos últimos tiempos, un éxito artístico semejante al que obtuvo anoche la genial “pincelada” de don Ramón» [Heraldo de Madrid, 21-III-1925]. El 26 de marzo de 1925 en “Cómicos y autores”, La Libertad recogía la opinión de Valle-Inclán sobre la Aguglia: «Prudencia, justeza, fortaleza y templanza». Y la opinión de la actriz sobre Valle-Inclán: «es un monstruo del lenguaje castellano, un fenómeno como constructor teatral y un gigante en la charla frívola».

Adrián Gual, cumpliendo en aquellos años una útil función de puente entre lo que sucedía en los teatros barceloneses y Madrid, comentaba que Rivas Cherif había ocupado hacía poco la cátedra del Ateneo para cantarles las excelencias de Mimí Aguglia y sostenía que:

me atrevo a decir que Mimí Aguglia es una gran actriz porque así nació, y ojalá como ella hubiese muchas.

¿Qué esta apreciación no constituye un elogio? Tal vez no. Pero yo quisiera saber ante todo qué quiere decir un elogio y hasta donde le es útil o necesario al artista, al verdadero artista que vive en paz con sus convicciones.

La única cosa que nos pesa, y es fuerza confesarlo porque es verdad, es que esta actriz tan actriz no se emplee siempre o casi siempre en producciones dignas de su talento. Claro está que ya hemos llegado donde fatalmente suele llegar siempre cuando se trata de cosas de teatro, desde un punto de vista absolutamente artístico.

[Adrián Gual, Heraldo de Madrid, 18-IV-1925: 5]

Lamentaba por tanto que tuviera que combinar piezas comerciales con otras de mayor riesgo artístico. Y después se centraba en el análisis del trabajo llevado a cabo por los actores en la creación de sus personajes:

A Valle-Inclán, sin embargo, le debemos esta vez unos momentos de efectividad de aquella fascinación y de aquel dominio singular de la gran siciliana. Me refiero a la representación de La cabeza del Bautista, que nos permitió admirarla en la plenitud de sus facultades y hasta me atrevería a decir de sus facultades perfectamente adaptadas a un cierto matiz que aparece preferente en el plano de su arte de intérprete. Porque si los temperamentos se avienen a ciertas modalidades, algo por el estilo sucede con las razas, que no son otra cosa más que la evidencia del temperamento colectivo.

En La cabeza del Bautista, Mimí Aguglia contribuye de una manera perfecta a dibujar de rojo y negro la composición de Valle-Inclán, donde el rojo y el negro son excesivos por la sencilla razón, escuchada de labios del propio autor, de no haber sido aquella obra concebida para el teatro; y claro está que aumentando el máximo de su fuerza puesta al servicio del libro, por lo que toda cosa adquiere fuerza en el teatro, se establece sin duda, una desproporción que convierte a veces el sonido en estridencia y el gesto en amenaza constante, subyugando así el espíritu atento. Pero La cabeza del Bautista triunfó en manos de Aguglia, porque sobre ser obra de un gran artista y de un gran poeta impuso por encima de la desproporción señalada algo que, hallándose muy lejos de la producción cotizada en “los mercados”, refleja cosas eternas. [Ibidem]

Gual aprovechó para elogiar también a Tudela, quien al parecer ya no seguía en la compañía y lo lamentaba conociendo sus capacidades de actor.

El artículo de Gual tiene el interés de señalar un aspecto que después resultó cada vez más importante durante la gira: la presentación de La cabeza del Bautista interpretada por la actriz italiana y con aquel genuino montaje se convirtió en uno de los centros de mayor atención en la labor propagandística. Rivas Cherif proporcionaba información sobre Mimí Aguglia, su trayectoria y sus peculiaridades. Y por otro lado promocionaba con entusiasmo el teatro de Valle-Inclán, aunque fuera centrando la atención en La cabeza del Bautista. En varias ciudades trató el asunto en dos conferencias desde el momento en que incorporaron la pieza al repertorio. Proporcionan útil información sobre el horizonte estético en que se inscribían sus trabajos.
 

Hasta el estreno barcelonés faltaba un paso para que la obra alcanzara su plenitud escénica y esta se produjo cuando Mimí Aguglia interpretó a la Pepona en Barcelona en el teatro Goya con la presencia de Valle-Inclán, que no había visto la función anterior de Madrid. Rivas Cherif recreó en un memorable artículo aquella jornada unos meses después, cuando promocionó La cabeza del Bautista en Bilbao. Confirmaba el papel que tuvo en que don Ramón le concediera en exclusiva la representación de la obra:

A poco tuve el honor y el gusto de pedir a mi maestro y entrañable amigo D. Ramón, de parte de Mimí Aguglia y de su esposo y director artístico, Vizenzo Ferrau, la autorización exclusiva de la obra. La insigne siciliana se estrenó en el papel de la Pepona en Barcelona, una noche memorable, pocos meses ha, en el teatro Goya. A la representación asistió Valle-Inclán, que no había visto La cabeza del Bautista en Madrid. Nunca olvidaré las gratísimas emociones de aquel suceso. [Rivas Cherif,  El Liberal (Bilbao), 27- VIII- 1925: 1.]

Llegó a Barcelona por la mañana desde Galicia, no quiso ver el ensayo general y solamente un poco antes de la función quiso ver la decoración de la escena –era la que Fernando Mignoni había pintado para el estreno en Madrid– y la caracterización de la Pepona: «Y si la primera le causó excelente impresión, estimando logrado el ambiente del cuadro, Mimí Aguglia le sorprendió con su dramático concepto del tipo.» [Ibidem]

Sentado al lado de Rivas Cherif siguió con gran atención el desarrollo de la función y le hizo algunas consideraciones de gran interés acerca del ritmo del que la había dotado Ferrau, lento y con marcados silencios al principio, creando un clima tenso, pero estallando después violento el drama con Mimí Aguglia «sublime de expresión» al final. Don Ramón iba deslizando sus comentarios: “«¡Qué bien cubren los silencios!». Es decir, el montaje en manos de aquella compañía tenía cierto aire maeterlinckiano, creándose una expectación que sobrecogía al público conduciéndolo paso a paso al estallido final:

El público no rechistaba. La representación seguía con cierta lentitud siniestra, cargando de sombras el establecimiento de D. Igi.

Y he aquí que el drama estalla, violento, en la figura magnífica de Mimí Aguglia, sublime de expresión fatal.
[Ibidem]

Era el punto en el que lo costumbrista y lo mítico bíblico se anudaban, pero también habían logrado una síntesis entre el teatro estático maeterlinckiano y el dinámico teatro del espanto, en la que se daban la mano, cada uno en su momento preciso: el primero creando una angustia expectante, el segundo facilitando su estallido momentáneo de toda la tensión acumulada. Valle-Inclán lo vivió como el paso de lo granguiñolesco a lo mítico. Rivas Cherif recordaba así sus comentarios:

La transposición a Salomé, el paso del realismo tabernario y truculento a la evocación del mito ha sido admirable –decía el autor.  Yo confieso –añadía– que, concebido para la lectura, me aventuré a sugerir en el título simplemente esa emoción trágica de Salomé, que Mimí Aguglia ha sabido adivinar y transmitir al público.
[Ibidem]

La puesta en escena había potenciado el texto hasta transformarlo en un espectáculo diferente al del estreno madrileño. Mientras aquella representación duraba unos 25 minutos, con la dirección de Vicenzo Ferrau se alargaba hasta los 45, creando una intensidad mayor. Era un final que no envidiaba a los más extremos y logrados desenlaces de las piezas de Grand Guignol, pleno de crudo realismo, pero a la vez trascendiéndolo. Se lograba de este modo uno de los objetivos fundamentales de la poética del Grand Guignol desde sus inicios: la unidad de efecto final, sorprendente y con un estallido de las emociones que se habían ido intensificando a lo largo de la pieza.


Lo que no se ha explicado es que Mimí Aguglia ya había vivido una intensa experiencia similar interpretando el personaje de Salomé en el drama de Óscar Wilde en una función privada en México:

La hemos visto estremecerse de la cabeza a los pies, vibrar con una intensidad que causaba, alternativamente, miedo, admiración y horror.

Desplegó tal fuerza la gran actriz que, por muy poderosos que sean sus nervios, cayó enferma.

Una vez terminada la última escena, esa magnífica escena de la cabeza del Bautista, donde Mimí se revuelca, desesperada y poesía de violenta pasión, tuvo la Salomé una indisposición que causó temor en todo el auditorio, por su suerte y consternó a sus compañeros. Pero triunfó definitivamente.
[La Última Hora.
Periódico de Información, Literario y Artístico (Palma de Mallorca), 12-IX-1922.]

Volvía a encontrarse por lo tanto con la Pepona con un personaje desmesurado y donde vibraba la misma pasión desbocada al final y seguramente aprovechó para su construcción la experiencia del montaje de la Salomé de Wilde anterior. Algunos críticos barceloneses insinuaban al día siguiente, con todo, entre grandes elogios a la insigne actriz, el posible error que podía significar en su concepto de la protagonista, su caracterización con cierto aire apachesco, que no juzgaban adecuada, quizás, a la intención del autor. Valle-Inclán, sin embargo, protestó por doquier:

 –Ese es uno de sus mayores aciertos. Yo no he querido pintar un ambiente local determinado. La escena puede ocurrir en cualquier puerto de la España del Norte. Es verdad que en París no hay apaches de pañolillo y delantal rojos, como suelen caracterizarse en películas y cuplés. Pero hay ciertas mujeres, la Pepona de La cabeza del Bautista es una, que está de vuelta no de París, sino, por ejemplo, de Lisboa y le gusta parecer la “apache” de cuplé y película capaz de seducir a los concurrentes a la taberna del indiano D. Igi.

Mimí Aguglia, que ha encontrado en La cabeza del Bautista una de sus mejores creaciones, comparable a la de Malia, a la Mila de Codra, de La hija de Yorio, se muestra entusiasmada de nuestro D. Ramón que le ha prometido ya un nuevo drama rústico escrito a su intención 10.

Son varios los aspectos que cabe resaltar de estos párrafos. En primer lugar, que se conectaba la caracterización realizada en la Pepona con toda la tradición de la literatura de apaches que había difundido el Grand Guignol y que Mimí Aguglia estaba habituada a representar con toda la intensidad que requerían. Los apaches llevaban varias décadas compareciendo en diversas artes y aunque no se había perdido su sentido originario parisiense, a los tipos se les habían ido acoplando otros rasgos: se mencionan aquí su achulapamiento en el cuplé y sus ya muy populares tratamientos cinematográficos 11. Poco importaba, porque eran ya un poco de todas partes y en cada una de ellas se producían adherencias que por un lado remiten a aspectos costumbristas, pero por otro los trascendían. Unas convergencias a las que Valle-Inclán era muy propenso con sus celebradas ideas acerca de la angostura espacial y temporal. Desde luego, en la Pepona había hecho suyos estos matices, aglutinaba rasgos populares y hasta canallescos diferentes, aunque al final se transformaba en un personaje de dimensiones míticas como Salomé. Se producía en ella aquella unión de contrarios que tanto seducía a Valle-Inclán. Así que Mimí Aguglia, que acoplaba su manera de representar a estos intensos procesos creativos, encontró en ella un reto para lucir tanto su apasionamiento siciliano como toda la sutileza de matices que había alcanzado representando grandes personajes trágicos.

En abril y mayo de 1925 estuvieron en Valencia y representaron de nuevo La cabeza del Bautista, precedida de dos conferencias de Rivas sobre la actriz italiana y sobre Valle-Inclán como dramaturgo. Las síntesis que ofreció la prensa valenciana de las dos charlas es el más amplio que conozco y hasta donde se me alcanza no se han tenido en cuenta como se debía. Constituyen el acercamiento que mejor ilustra la convergencia de los tres personajes que protagonizan este ensayo. Y por ello voy a intentar comentar las dos conferencias con cierta amplitud, refundiendo los resúmenes de más de un periódico.


En la primera conferencia centró Rivas Cherif la atención en la presentación de Mimí Aguglia y su arte. De acuerdo con el resumen que ofreció La Correspondencia de Valencia
comenzó indicando que, siendo niño, vio por primera vez a Mimí Aguglia cuando pasó por Madrid para dar unas representaciones sicilianas. Hija de cómicos, desde los cinco años subió a los escenarios y obtuvo su primer éxito sustituyendo a una primera actriz en Malia, de Capuana, en lenguaje siciliano. D´Annunzio le concedió poco después la adaptación siciliana de La hija de Jorio:

Allí se puede notar que su formación no era académica. En cuanto al carácter de su arte, por aquella razón se denotaba en una fuerza y en un paroxismo, que la convertía en un fenómeno de la naturaleza y la transfiguraba por completo.

[La Correspondencia de Valencia, 21-IV-1925.]

Era entonces aún una niña enclenque, pero en el escenario crecía y se transformaba. Mientras representó en siciliano buscaba enlazar sus interpretaciones de los distintos personajes (que eran los de Cavalleria rusticana, Malia, Juan José, Tierra baja, Piedra entre piedras). Luego procuraba ver cada personaje en su individualidad. Se fue a los USA y Canadá y allí estuvo durante cinco años, estudiando inglés. Luego en La Habana comenzó a incorporar personajes en castellano a su repertorio anterior  que ya era de unas 35 obras –Croiset, Dumas, Wilde, etc.– y también piezas de Benavente, Guimerà, Rusiñol y los hermanos Álvarez  Quintero. Buscaba comunicarse con el público y de aquí sus incursiones en otras lenguas.


A continuación analizó su arte Rivas: su sentido verista «que es una exaltación artística de la vida corriente». Cuando fue a París se lo recomendó Catulle Mendes en el Mercure de France. Leyó en ese momento de la conferencia Rivas Cherif un texto de Enrique de Mesa recordando como los italianos aprendían en el siglo XVI el habla castellana (tomado del Diálogo de la Lengua de Juan de Valdés). Y a continuación leyó el elogio que le dedicó Gabriela Mistral después de verla interpretar La hija de Jorio en La Puebla, en Méjico.

Lo transcribieron en la reseña:

Mujer: bendito sea el alfarero que hizo tu cuerpo; te ensanchó los ojos como grutas marinas; te puso en los brazos las tremendas cuerdas de la pasión; te ahondó la garganta hasta las entrañas para que pudieras entregar al mayor grito humano.

Bendito sea el verbo de los poetas en tu boca; benditos los que para ti calientan hasta el blanco los hierros de la palabra, porque tus labios son dignos de que ellos se despedazaran.

Benditos sean los cuajarones de sangre de la tragedia, cuando se derriten en tu lengua y los arrojan tus manos. ¡Dios guarde por ti a Gabriel D´Annunzio y a Darío Niccodemi!

Alabada sea la mujer que toma las multitudes en sus brazos extendidos y hace de ellas una pira y les ahoga su llama.

Bendita sea en ti y en Eleonora Duse la mujer y todas las mujeres.

Amo mis ojos ahora que te han visto: noble es mi corazón porque ha sabido temblar bajo tus pies.

Con los elementos intensos del mundo te amasaron y te irguieron en tu valle; con la brasa del sol romano, con las gredas más rojas.

Bendito sea en ti el cuerpo humano ¡expresiva!; bendita de la planta a la frente; en la cabellera requemada como por el aliento del desierto; en la boca que la amargura tuerce o afila; en tu cintura estremecida de llevar ceñido diez años el cilicio de cien garfios de la pasión; en tus pies, que empina el ansia o hace trepidar la alegría.

Te lleven tus cantos los hombres y las mujeres y solo tú seas digna de dar los terciopelos de su plegaria, y te pidan la boca para su alarido.

¡Y quede tu voz resonando cincuenta años en las entrañas de los que te escucharon, como resonará en las mías para siempre!

Gabriela Mistral había viajado a Méjico en 1922 para impulsar la enseñanza primaria en el mundo rural reclamada por el ministro José Vasconcelos. En 1925 regresó a Chile y por entonces ya se empezaba a proponer su nombre como candidata al premio Nobel, que no recibiría hasta 1945. Leyendo este texto, Rivas Cherif, apuntalaba aún más y mejor el arte de Mimí Aguglia. También se vuelve a encontrar en la prensa gallega, lo cual prueba que formaba parte del dosier que se entregaba a los periodistas como parte de la propaganda de la compañía 12. Rivas Cherif añadió después unas palabras más sobre «El arte universal de Mimí Aguglia y su modalidad española», que era el título con que se anunció la conferencia.


Se publicó en un suelto ese mismo día que Rivas Cherif daría una segunda conferencia sobre “El teatro de Valle-Inclán y su realización escénica”, que también resumieron extensamente y constituye una cuidada aproximación a la trayectoria de don Ramón como paso previo al análisis de la representación que iban a disfrutar de La cabeza del Bautista. Comenzó esta vez el conferenciante afirmando que en España se producía una crisis de disociación entre los empresarios y el público. El escaso riesgo que asumían los primeros se traducía en una minoración artística del teatro, arte social por excelencia:


No son las circunstancias fortuitas; es el concepto mismo de la representación teatral lo que ha de salvarse, el teatro ha dejado de ser una reunión burguesa. Los abonos de moda en que se cimentaba la vida próspera de las mejores compañías dramáticas, han dejado de subvenir a sus primeras necesidades económicas. La solución provisional está en ir ensayando las posibilidades teatrales nuevas, capaces de ser realizadas en un ambiente y para un público popular. No es menester para ello, como se cree, que surja un autor hasta ahora desconocido. Hay ejemplos vivos que proponer a la juventud. El más eminente, en entender del conferenciante, es el de don Ramón del Valle-Inclán.

No ha mucho tuvo ocasión Rivas Cherif, con motivo del gran éxito de La cabeza del Bautista, en Barcelona, de congratularse con un espíritu crítico tan sagaz como Eugenio D´Ors de la significación que tal estreno podía tener en nuestro porvenir dramático. Ors recuerda el estreno, hace algunos años, de Voces de gesta, una de las mejores obras de Valle-Inclán, escritor a su juicio predominantemente dramático, sin menoscabo de su labor de poeta lírico y de novelista, méritos juzgados hasta la fecha con un criterio contrario a esta clasificación y jerarquía en la personalidad literaria del autor de las Comedias bárbaras.
[El Pueblo, 24-IV-1925]
13.


El conferenciante, decían, fue trazando los sucesivos autorretratos, eminentemente teatrales de don Ramón del Valle-Inclán, figura que empieza siendo, antes del desastre nacional del 98, llamativamente pintoresca, con aquellos quevedos y aquella melena romántica y el arrojo y las mixtificaciones en que se complace, desdoblándose literariamente en un marqués de Bradomín de las Sonatas.

Valle-Inclán, en su juventud, fue cómico. Benavente le escribió un papel a propósito en La comida de las fieras. Pero no se avenía fácilmente el carácter impulsivo de Valle-Inclán a la rutina de los escenarios.


Su carrera de actor fue corta. La época heroica de la juventud de Valle-Inclán se cierra con la protesta contra Echegaray, con motivo de haberle sido concedido el Premio Nobel, y el subsiguiente homenaje nacional. Aquella protesta, mantenida por gran parte de lo que se ha llamado después la generación del 98, significó la subversión literaria de los valores reconocidos a fin de siglo.

Poco después Valle-Inclán estrenó su primera comedia El Marqués de Bradomín, adaptada de sus ya famosas Sonatas. La obra obtuvo un éxito lisonjero, como suele decirse, pero fugaz, y Valle-Inclán nunca lo ha impreso ni considerado.


Cuando el conferenciante conoció a Valle-Inclán, allá por los años del seis al siete, estaba ya casado con Josefina Blanco, la actriz verdaderamente singular creadora de personajes tenidos por secundarios en La noche del sábado, de Benavente, y Alma y Vida, de Galdós, que adquirieron con su interpretación un relieve extraordinario.

Don Ramón se había rapado las melenas; parecía un modelo del Tintoretto o del Tiziano, y vivía en Madrid, en un piso, cuyo balcón principal tapió con una vidriera imitada de las de las catedrales, dando con ello un ambiente de recogimiento extemporáneo a una habitación vulgar y corriente. Había publicado ya su primera comedia bárbara, Águila de blasón, y estaba escribiendo Romance de lobos, sin intención de verlas realizadas escénicamente, dada la pobreza y rutina de nuestros teatros14.


Su idea dramática era y es la misma de Shakespeare, de los clásicos españoles y de los románticos que siguieron la tradición de nuestro Siglo de oro, voluntariamente ajeno al respeto de las tres unidades de acción, de lugar y de tiempo. En el teatro moderno le parecía un buen modelo el Alma y vida, de Galdós. A poco dio a la escena Cuento de abril y más tarde La marquesa Rosalinda y Voces de gesta, cuyas vicisitudes de realización teatral refiere Rivas Cherif con anécdotas y pormenores sabrosos de entre bastidores. Después de El embrujado, que no llegó a ver la luz de las candilejas, don Ramón suspende unos años su actividad de poeta dramático15 .

A esta época corresponde el retrato de gusto italiano, que, por halagar el del propio retratado, le hizo Anselmo Miguel Nieto 16.


Después de la guerra europea, el conferenciante inició en La Internacional, revista que dirigía Núñez de Arenas, una información literaria, preguntando a algunos escritores significados las célebres preguntas de Tolstoi: «¿Qué es el Arte? ¿Qué debemos hacer?»

Valle-Inclán contestó renegando de su pasado hasta cierto punto. «Yo he oído alguna vez, respondió al repórter, que el arte era un juego. Sigo creyendo lo mismo. Ahora bien, hay épocas en que no se debe jugar. Esta es una. Voy a escribir literatura subversiva. Creo que es lo que nos cumple hacer a los intelectuales»17.


En efecto, y tras un breve periodo de ayuda al incipiente teatro de la Escuela Nueva, que improvisaron la escritora Magda Donato y Rivas Cherif, Valle-Inclán daba en pocos meses a la revista La Pluma, dirigida por Manuel Azaña, La reina castiza y Los cuernos de don Friolera, y al semanario España, Luces de bohemia, recientemente publicada en tomo, y que el conferenciante recomienda a la intención artística de los fundadores del Teatro Libre en Valencia 18.    

En España publica asimismo Cara de Plata, última de las Comedias Bárbaras, en cuanto al orden en que están escritas, pero la primera en el desenvolvimiento dramático de la trilogía.

Don Ramón hace un nuevo viaje a Méjico en que afirma su fe revolucionaria. Y a poco de volver publica en La Novela Semanal La cabeza del Bautista, cuento macabro en un acto. Enrique López Alarcón lo estrena en Madrid con su compañía, a la que se incorporaba días después, para dar unas representaciones extraordinarias en castellano, la gran actriz siciliana Mimí Aguglia, de cuyo paso por España hace unos años, y de cuya dedicación circunstancial al teatro español, hace el conferenciante rápida referencia. Mimí Aguglia, deplorando no haber sido ella quien estrenara la obra en Madrid, solicita de su autor el permiso para hacerla en su gira por España y América 19. Don Ramón del Valle-Inclán no solo accede, sino que, contrariamente a su costumbre, asiste al estreno de La cabeza del Bautista, en Barcelona.


Rivas Cherif cuenta los detalles del estreno. El efecto del drama en el público, en la crítica y en el propio autor, que llega a decir a su imponderable intérprete, que ha sabido, adivinando su intención, realizar escénicamente el pensamiento poético que el título sugería, pero que el texto de su obra no define con suficiente eficacia dramática. Mimí Aguglia, de quien un gran escritor catalán, Prudencio Bertrana, ha dicho que su recuerdo en La cabeza del Bautista perdurará “como un monumento dantesco”, ha sabido, con inspiración sublime hacer trascender el tipo de la protagonista, de “una cualquiera”, a la legendaria Salomé. Ha sido una verdadera colaboradora del poeta, que, con la eficacísima dirección artística del director de la compañía y esposo de Mimí Aguglia, Vicenso [sic] Ferrau, ve realizado, en esta ocasión, y en un drama suyo, su concepto de teatro, tragedia o farsa, únicas formas, según Valle-Inclán, de la representación dramática, adulterada por las comedias de conversación y de té.

El estreno de La cabeza del Bautista y la actuación en castellano y con la compañía española de la gran actriz Mimí Aguglia, a quien dentro de pocos días festejará triunfalmente como antaño el público de Valencia en el Principal, puede ser la señal de un cambio provechoso en nuestras inveteradas costumbres teatrales.

Cuando Rivas Cherif concluyó la conferencia fue aplaudido largamente por su oratoria y por su amenidad. Quedaba por lo tanto perfectamente delimitado el horizonte en que se inscribía la representación de La cabeza del Bautista, la estética que la sustentaba y el apropiado montaje que se ofrecía ahora a los espectadores valencianos. Y en las conferencias, Rivas Cherif iba adaptándose a los sucesivos auditorios y hasta jalonando sus palabras con referencias a cómo iba transcurriendo la gira de la compañía.

La cabeza del Bautista se representó el 8 de mayo en Valencia y tuvo, una vez más, comentarios elogiosos tanto el drama, que el crítico de El Pueblo consideraba muy bueno por su palabra escueta y sugeridora, como por el trabajo de la actriz. Demostrando conocer bien la mejor crítica que se venía dedicando al teatro del escritor gallego, se sumaba a Pérez de Ayala para afirmar que su obra estaba concebida sub specie theatri y lamentaba que no se apreciara más. Mimí Aguglia había dado con ella un buen ejemplo a los cómicos españoles y suscribía la afirmación de Rivas Cherif unos días antes cuando este había afirmado que era un teatro que compensaba de ese otro banal y palabrero que tanto abundaba. Decía:

La palabra en La cabeza del Bautista es escueta, sugeridora y ceñida a la acción; no se diluye el diálogo en largos parlamentos. No podría tacharse ninguna palabra sin grave quebrando para la comprensión de lo que ocurre en la escena. [P. y A.,El Pueblo, 9-V-1925: 2].

Y después de una buena síntesis del argumento de la pieza, mostrando como todo su desarrollo se dirigía hacia el sorprendente final afirmaba:

Tiene La cabeza del Bautista la brevedad y furia pasional del grand guignol. No pretende el drama demostrar ni probar nada. Ya es bastante con pasiones humanas y hombres y mujeres de nuestro tiempo componer una obra artística Le hubiera bastado a Valle-Inclán el propósito para resucitar con la magia de su estilo cualquier episodio de la historia remota y no ha querido hacerlo porque en nuestros días, para quien no es présbita, es fácil hallar una mina incalculable de argumentos en las gentes que a nuestro lado viven. Tiene también La cabeza del Bautista el mérito de las tres unidades clásicas de acción, de lugar y de tiempo. No es que las creamos precisas pero si no se olvidan o desatienden tanto mejor y acertado. Pedimos a Mimí Aguglia que vuelva a representar La cabeza del Bautista, nosotros lo celebraríamos, porque para los que gustan de la obra del señor Valle-Inclán es suculenta dicha la representación de la cabeza del bautista, y para aquellos otros que no conocen todavía al “viejo dios altanero y esquivo” es oportunísima la ocasión para comenzar a admirarle. No sentimos rubor en remedar al hombre de la barraca de feria lanzando con estentóreos gritos el “pasen, señores, pasen” a la multitud distraída cuando el teatro cobija a tan gran señor como don ramón maría del valle-Inclán y anima los tipos creados por su potente fantasía Mimí Aguglia, artista de extraordinarios méritos. [Ibidem]

Pasando a describir el trabajo de los actores volvía a reiterar la fascinación que producía ver a Mimí Aguglia sobre la escena rodeada de un elenco de actores que habían entendido su manera de trabajar y formaban un excelente conjunto con ella:

No hay palabras para describir la prodigiosa interpretación que a La cabeza del Bautista dieron Mimí Aguglia, Alfredo Gómez de la Vega y Manuel F. de la Somera. La obra, por salirse de los moldes vulgares, por estar escrita en un escogido lenguaje propio de un gran poeta, en que cada palabra tiene una expresión peculiar, una finalidad estética, ofrece a los intérpretes dificultades punto menos que insuperables. Represéntese La cabeza del Bautista por cómicos de escasas facultades, y esta prodigiosa novela macabra se convertirá en un dramón hinchado de mal gusto. La obra de Valle-Inclán necesita del cálido aliento de una actriz extraordinaria que sepa en un solo segundo, transformarse de mujerzuela en Salomé; he aquí la mayor dificultad que la representación de esta obra ofrece.

Mimí Aguglia, con un gesto, con un lamento, con una desesperada actitud, sabe operar el milagro. Y merced a su arte y al de sus compañeros (especialmente el señor Somera), la obra tiene el carácter que debe tener: el de una sucesión de aguafuertes intensos, macabros, horribles, que hicieron decir a Prudencio Bertrana que el recuerdo de Mimí Aguglia en La cabeza del Bautista, quedaría como un monumento dantesco. [Ibidem] 20.
De ahí pasaron a finales de mes tal vez a Mallorca, pero no he podido precisar ninguna representación de La cabeza del Bautista 21. Después durante el mes de junio recorrieron algunas ciudades de Portugal: el día 23 de junio se encontraban en el teatro San Carlos de Lisboa y de allí pasaron a Coimbra, desde donde viajaron a Galicia, actuando en primer lugar en el teatro Tamberlick de Vigo desde comienzos de julio. [Gago Rodó, 1996: 104-124; Serrano Alonso, 2011: 181-200] 22.

Después se desplazaron a Santiago de Compostela. El 2 de julio ya aparecen en la prensa de Santiago informaciones preparando la llega de la compañía. Federico Urrecha publicó “Mimí Aguglia” donde recordaba que había hablado de ella con fervor, como una actriz casi única en diversos aspectos de su arte: lo señaló muchos años antes cuando vino con Grasso, al que ya se comió… Luego se esfumó y corrió mundo. Cuando reapareció corrió a verla: era la misma de hacía quince años, pero además había refinado su arte con versatilidad ahora también para representar piezas cómicas (Una yanqui en París). [Urrecha, 1925]
 

El día 3 de julio El Eco de Santiago incluía una información, "Mimí Aguglia”, en la que se sostenía que con ella facetas olvidadas, oxidadas adquirían brillanteces y esplendores nuevos; venía para actuar solo dos días, sábado y domingo; y se incluyó también un anuncio con un recuadro en el que figuraba el programa del sábado: La enemiga, de Niccodemi, a la vez que anunciaban para ese día, viernes, a las 10,30 en teatro Principal la conferencia gratuita de Rivas Cherif sobre «El arte universal de Mimí Aguglia  y su modalidad española».


Asimismo, el diario
dio cuenta el 4 de julio de la conferencia preparatoria de la llegada de la compañía. Asistió numeroso público, con buena oratoria saludó a la ciudad augusta. Hizo un breve estudio de su primer teatro y luego analizó el arte de Mimí Aguglia y como concibió en Berlín, viendo a una actriz representar en alemán sin entender nada, la idea de estudiar castellano… Es decir, seguía las pautas de conferencias anteriores simplemente adecuándolas al nuevo auditorio:

Refirió algunos episodios de su carrera artística diciendo que quienes vieron a Mimí Aguglia representar, por ejemplo, La cabeza del Bautista, de D. Ramón del Valle-Inclán, después de haber conocido esta obra a través de otros temperamentos artísticos, confesaron que era otra muy distinta de la que conocían. Así su ilustre autor ha declarado que hasta que Mimí Aguglia no había sido representada de verdad.

[El Eco de Santiago, 4-VII-1925].

Fue muy aplaudido el conferenciante. A los comentarios sobre la representación de La enemiga, se añadían informaciones acerca de cómo se estaba intentando que la compañía se quedara un día más, el lunes, en Santiago para que pudieran representar La cabeza del Bautista. El día 6 repasaron lo representado hasta ese momento: La enemiga, Una yanqui en Paris, La mujer X, que mostraban tres facetas diferentes de la actriz y su versatilidad para encarnar distintos personajes. Pero lo más importante era el anuncio para ese mismo día, lunes, en un recuadro de que a las siete se daría una función con Cada cual a su manera, de Pirandello, y a las 10,30 la misma obra más el «Estreno de la hermosa novela macabra original del ilustre escritor D. Ramón del Valle-Inclán»–La cabeza del Bautista– «Éxito grandioso de Mimí Aguglia» [El Eco de Santiago, 6-VII-1925].
 

Naturalmente el día 7 de julio comentaron aquellas funciones, resumiendo sus argumentos y otras circunstancias. Tras glosar la pieza de Pirandello decían: «La cabeza de nuestro gran don Ramón es otra cosa muy distinta» [El Eco de Santiago, 7-VII-1925]. Seguía un cuidado resumen del argumento resaltando sobre todo la escena final con la transformación de la Pepona al besar al Jándalo mientras este moría acuchillado:

Es el momento culminante de la obra que adquirió una realidad espantosa gracias al arte inimitable de Mimí Aguglia.

La novela macabra de Valle-Inclán gustó de modo extraordinario y de modo extraordinario la aplaudió el público.

La interpretación que alcanzó fue acabada y no es extraño que cuando D. Ramón asistió en Barcelona, a la representación de su obra, hubiese tenido elogios para los artistas que acaudilla Mimí Aguglia. [Ibidem]

Habían venido numerosas personas de La Puebla para ver la obra y asistieron la señora Valle-Inclán y su bellísima hija a quienes les fueron ofrecidos hermosísimos bouquets al final según Leonardo, «El arte trágico de Mimí Aguglia», El Compostelano, 7-VII-1925; y Armada Quiroga, «Escenográfica», El Compostelano, 8-VII-1925. Artículos que merecen seguramente comentario, pero no he tenido ocasión de leerlos.

La siguiente parada fue en La Coruña donde el 7 de julio ya anunciaban una conferencia sobre «Mimí Aguglia y Valle-Inclán» en la asociación Reunión de artesanos [El Orzán (A Coruña) el 7-VII-1925]. Esa noche a las 10,30 debutó la compañía en el teatro Rosalía de Castro con La enemiga [El Orzán (A Coruña), 7-VII-1925], obra con la que habían obtenido un gran éxito en Barcelona. Indicaban que su temporada en la ciudad sería brevísima y añadieron el texto de Gabriela Mistral «A Mimí Aguglia después de La Hija de Yorio», que le brindó en La Puebla de Méjico y que he transcrito más arriba.

El 8 de julio 1925 recordaban que 14 años antes en ese mismo escenario la actriz italiana conmovió al público de La Coruña, aunque actuaba en italiano; ahora, sin embargo, podían escucharla en castellano. Repasaban su actuación en La enemiga y afirmaban que

sigue siendo una artista llena de nervio, de enorme sensibilidad y de dominio. Sus facultades están en una brillante altura. Su voz, su firmeza de movimientos, su movilidad de expresión, mantienen en la actriz pujanza bastante para sostener gallardamente todo el peso de su fama.

[El Orzán (A Coruña), 8-VII-1925].

Las funciones se fueron sucediendo: Una yanqui en París [9-VII-1925]. La mujer X, folletín pesimamente traducido[10-VII-1925]. Infiel, de Roberto Bracco [11-VII-1925]. La hija de Jorio, que el público conocía desde hacía años, pero siguió con gran interés y en tensión su interpretación por la actriz: sus gestos y las excepcionales inflexiones de la voz [“Gacetilla teatral. La hija de Jorio”, El Orzán (A Coruña), 12-VII-1925]. Y para despedida se anunció La malquerida a beneficio de Mimí Aguglia [La Voz de Galicia, 14-VII-1925:2] 23.


Naturalmente como en otros teatros gallegos no podía faltar la representación de La cabeza del Bautista. Se dio el domingo día 12 en sesión nocturna –por la tarde había representado Fedora, de Sardou– acompañando a Cada cual a su manera, de Pirandello. Al reseñarla, tras resumir su argumento, decían

Decir ahora el raudal de poesía, de gracia honda y popular, de airosos desgarros y finos matices con que está trazada esta pintura dramática de Valle-Inclán, y la fuerte emoción de la obra, y el ambiente palpable, sensible de aquel aguafuerte, de aquel cuadro escénico en que las palabras se cuentan como si se desgranasen, y los silencios se sienten con tanto vigor y emoción como las palabras, sería labor vana para el gacetillero que se limita a consignar la admiración y el éxito que produjo la obra.

Es una versión rural de Salomé. Los grandes creadores lo son de formas y no de asuntos. Y aun para más exaltar aquellas se complacen en crearlas sobre fondos viejos. Como el Cristo es un tema distinto y nuevo en Velázquez, en el Greco y en Goya, así una situación dramática –la de Salomé, la del Cid, la de Edipo pasa de mano en mano como una espada sirviendo a distintos hombres para nuevas empresas.”

[El Orzán (La Coruña), 14-VII-1925].

Desde allí viajaron a Ferrol para dar otra breve temporada y en el mismo mes de julio ya se comenzó a anunciar la llegada de la compañía de Mimí Aguglia para dar una temporada en el teatro Principal de San Sebastián 24. Respecto al asunto que aquí importa más, el día 24 de julio publicó La Voz de Guipuzcoa un extenso artículo muy revelador, con una fotografía de la actriz, donde repasaban su gira triunfal por España y narraban un encuentro con ella, Ferrau y Rivas Cherif, que dio lugar a una entretenida conversación sobre la gira y el teatro español donde Ferrau elogió Los intereses creados, de Benavente, como «la mejor obra del teatro español», pero añadiendo a continuación:

pero yo creo que hay otro escritor superior a todos: Don Ramón del Valle-Inclán. El embrujado es la obra más teatral que puede imaginarse: obra de conjunto, no para un actor o una actriz sino para toda una Compañía de primeras figuras. ¡Qué fuerza dramática, qué interés, qué emoción y que humorismo el de Valle-Inclán! Es tan grande como D´Annunzio y me parece la gloria más legítima del teatro español de ahora La cabeza del Bautista que nosotros hacemos es superior a todo elogio. Ya la verán ustedes. Algo excepcional.
[
La Voz de Guipuzcoa, 24-VII-1925]

Rivas Cherif no perdió la ocasión de reiterar lo que don Ramón le había dicho a Mimí Aguglia tras el estreno en Barcelona: «Señora: yo había hecho en mi obra una alusión literaria, que estaba en el título. Pero usted la ha llevado a la escena sin palabras».

La representación de La cabeza del Bautista se anunció el día 6, jueves, para 7 con Cada cual a su manera como obra importante y añadían: «Y por si fuera poco, el mismo día se estrenará asimismo, La cabeza del Bautista, de nuestro gran Valle-Inclán, de que hace una de sus más acabadas creaciones Mimí Aguglia.» [ La Voz de Guipuzcoa, 6-VIII-1925]

Aún completaron más la función con una breve pieza cómica: Cinco minutos más. La compañía estaba ya de despedida. Ese día escribían:

Al mismo tiempo nos dará a conocer la insigne trágica su creación de La cabeza del Bautista, de don Ramón del Valle-Inclán. Mimí Aguglia hace en la obra del insigne manco una labor inimitable.

En todas partes donde la ha representado, el aplauso de los espectadores fue igualmente dirigido a la actriz y al autor. El mismo Valle-Inclán –tan remiso cuando se trata de elogios– ha expresado su entusiasmo y admiración a la artista siciliana.

El señor Ferrau nos prepara hoy una excelente fiesta de arte. [La Voz de Guipuzcoa, 7-VIII-1925]

Volvieron a darla el día 8 a la vez que se reseñaba el estreno. Recordaban que la había calificado como “novela macabra” y se había convertido en una obra de gran éxito de público con su desgarrador y lacerante argumento: «Es un aguafuerte, sobrio, de gran fuerza dramática y de una emoción cruda. El ambiente y los personajes son igualmente descarnados». Y tras resumir el argumento:

El vigor del diálogo de Valle-Inclán, la pintura del ambiente y de los caracteres, la muchedumbre de detalles emocionantes, hacen de La cabeza del Bautista una obra maestra.

[…] La señora Mimí Aguglia, en la escena final logró darnos la emoción del instinto que se despierta, vigoroso y teso, frente al hombre Fue un prodigio de interpretación. El señor Gómez de la Vega, que cada vez se supera a sí mismo, alcanzó también buen éxito. [La Voz de Guipuzcoa, 8-VIII-1925] 25.

Después visitaron Bilbao. Rivas Cherif se adelantó con un artículo sobre «Mimí Aguglia y Valle-Inclán. La cabeza del Bautista» el día 27 de agosto. Es de los más precisos relatos de cómo Mimí Aguglia había conocido la pieza, lamentando no haber sido ella quien la estrenara. Lo he comentado al reseñar el estreno de Barcelona por las importantes apreciaciones que contiene. Al trasladárselas a los aficionados bilbaínos buscaba no solo informarles, sino motivarles para que asistieran a la función. Quedaba muy claro en la conclusión del artículo, donde Rivas Cherif deseaba esa noche que el público bilbaíno refrendara con su entusiasmo la función, en la que él presentaba la actuación de Mimí Aguglia como «una fecha de renovación en la escena española». Las opiniones favorables del público las recogió el periódico al día siguiente. [El Liberal (Bilbao) 28-VIII-1925: 3]. 

Entre septiembre y octubre dieron una breve temporada en el teatro Pereda de Santander, pero no representaron La cabeza del Bautista. Concluido el verano y vuelta la ciudad a su rutina, quizás estimaron que no habría público adecuado para ella por lo que recurrieron al repertorio más comercial de la compañía 26.                                            

Posiblemente realizaron algún movimiento por Asturias en octubre, pero no he podido precisarlo y no parece que en ese caso se representara La cabeza del Bautista.

El 7 de noviembre de 1925 volvió Rivas Cherif a escribir sobre «Mimí Aguglia y Valle-Inclán». Era el momento de iniciar una nueva temporada y se volvía a plantear la misma cuestión de otros años: si era el gusto estragado del público lo que obligaba las empresas a persistir en errores viejos sin atreverse a programar obras ambiciosas artísticamente. Él constataba, no obstante, que allí donde se programaban obras renovadoras el público acudía y el negocio era pingüe. Apostaba por la actriz italiana:

Mimí Aguglia, cuya inquietud artística no tiene par en la historia del teatro, llegó a España hace año y medio, decidida a repetir la prueba tan gallardamente vencida en los Estados Unidos como actriz de lengua inglesa; es decir, dispuesta a representar en castellano el tiempo necesario para recorrer con una compañía española el vasto continente americano. [Heraldo de Madrid, 7-XI-1925: 5]

Sin renunciar a sus peculiaridades italianas –la actriz insistía una y otra vez en su arte siciliano– había optado por otras lenguas para facilitar la comprensión de su trabajo:

Adopta el castellano temporalmente, como punto de apoyo necesario para transmitir al mundo que habla español una emoción típica. Consciente de la fatalidad que pesa sobre el intérprete dramático, quiere substraerse todo lo posible, por mejor desdoblarse en los distintos personajes que encarna, a la incompatibilidad de comunicación de unos pueblos con otros, separados por las profundas fronteras del lenguaje. [Ibidem]

Sin embargo, no había encontrado el apoyo necesario de los empresarios a pesar de haber vencido la prueba de la dificultad del idioma con lo cual no pudo representar en castellano La hija de Jorio y sobre todo no pudo hacer entonces La cabeza del Bautista, bien acogida por el público con la discreta interpretación de la actriz que aquí la estrenó, pero

cuya primera representación en Barcelona por Mimí Aguglia refrendó con caracteres de apoteosis la consagración de la gran actriz a la escena española.

Después, en su excursión, que aún continúa, por provincias y Portugal, ha seguido su director artístico. Sr. Ferrau, preparando la futura campaña de América con traducciones de Pirandello y anuncios de alguna otra de Rosso di san Secondo, que, con La hija de Yorio, constituyen los principales carteles de una gira en que la rutina de las empresas, harto atentas a la pacatez de algunos abonados y asiduos a otras temporadas de sus teatros, siempre obliga a incluir el repertorio trasnochado de los éxitos de hace veinte años. [Ibidem]

Veía la obra de Valle-Inclán como una gran novedad en aquella campaña artística y añadía que:

Valle-Inclán ha prometido a su gran intérprete una obra nueva. Ninguna de las otras firmas consagradas por el suceso continuado de cientos y cientos de representaciones ha sentido el incentivo de escribir un drama o una farsa a la genial comediante nuestra huésped.

Y lo que es peor, ningún empresario de tantos como se afanan en perder dinero con lo malo conocido se ha dignado hasta ahora proponer a los madrileños una serie de representaciones de Mimí Aguglia en La hija de Yorio, en Hechizo (Malia), en Seis personajes en busca de autor y Cada cual a su manera, en La bella durmiente y sobre todo, La cabeza del Bautista, encarnación magnífica de un tipo real dignificado por el trasunto mítico, en un ambiente de poética vulgaridad realzada por el aliento trágico bufo de la musa modernísima de D. Ramón del Valle-Inclán.

¿No nos quedará a los aficionados al teatro que hemos podido gustar tales espectáculos insólitos sino la ilusión del influjo que puede ejercer en algún profesional de buena voluntad la actuación española de Mimí Aguglia? [Ibidem]

La cabeza del Bautista seguía en efecto rodando por la península y hasta por las islas españolas. Antonio Gago menciona una representación en Las Palmas el 14 de diciembre de 1925, pero en esa fecha la compañía se encontraba en Tenerife27. Las reseñas de las funciones no aportan datos de interés para el asunto central de este ensayo y solo un par de artículos merecen un breve comentario: S. C. glosó una vez más la personalidad de Mimí Aguglia y de su arte destacaba la sublimidad de los gestos, la precisión en la caracterización de los personajes, su dominio de la escena y la versatilidad en todo tipo de personajes. [S. C. «Instantánea artística. Mimí Aguglia», La Gaceta de Tenerife, 20-XII- 1925]. Y Luis Alejandro publicó un diálogo que se suponía que era un actor de la compañía quien repasaba la trayectoria de Mimí Aguglia hablando con ella; entre otras cosas esta le manifestaba su intención de representar La cabeza del Bautista en Francia, traducida por su esposo, una obra de la que decía: «La hago con verdadera fe y cariño» [La Gaceta de Tenerife, 22 de diciembre de 1925.].


En febrero de 1926 se encontraban dando una nueva temporada en Sevilla e incluyeron La cabeza del Bautista el día 12 de febrero. Los meses iban pasando y no terminaba de concretarse el viaje a América.

Mimí Aguglia volvió a trabajar en primavera en Madrid, ahora con Ricardo Baeza en 1926 como publicista, labor de la que ya se había desligado Rivas Cherif [Anderson, 2017: 33-56]. Volvió a actuar Mimí Aguglia en el teatro de la Latina, interpretando La hija de Jorio
28. No tuvo una especial incidencia en la crítica ni en el público, ya se consideraba una pieza más de repertorio y así lo expreso Enrique Díez Canedo, que apenas la nombró de pasada y supeditada a Cada cual a su manera, de Pirandello, con la que se presentó [El Sol, 15-V-1926: 2.]. Parecida consideración alcanzaba en la reseña de Juan González Olmedilla, quien comenzaba hablando de que el teatro de La Latina con funciones como aquella era un teatro de avanzada en Madrid. Dedicó más espacio a comentar la comedia del italiano, para algunos escandalosa y que había traducido Eduardo Marquina e interpretaban Mimí Aguglia y Alfredo Gómez de la Vega. La pasión erótica se acababa imponiendo. Con relación a La cabeza del Bautista se limitaba a decir:
La reposición de la magnífica tragedia macabra La cabeza del Bautista, de D. R. del Valle-Inclán, fue otro acierto de la dirección y otro triunfo entusiasta para todos.

Autor e intérpretes fueron largamente y justamente aclamados. [Heraldo de Madrid, 15-V-1926: 4].

Y por abundar un poco más. José de Laserna dedicaba la mayor parte de su reseña de la función a encomiar la obra de Pirandello como un juego de despropósitos muy divertidos y cerraba su comentario con estas palabras:

Terminó la función con La cabeza del l Bautista, la intensa tragedia macabra, en un acto, de Valle-Inclán, que Mimí Aguglia estrenó en el Centro con gran éxito de obra y de intérprete, confirmado anoche. [El Imparcial, 15-V-1926:2].

José L. Mayral, insistía en resaltar la habilidad de Pirandello, su ingenio, humorismo y como obtenía lo que buscaba. De nuestro dramita apenas incluía estas notas:

Después de la obra de Pirandello, y como complemento de la interesantísima velada, se puso en escena la tragedia macabra en un acto del ilustre D. Ramón del Valle-Inclán La cabeza del Bautista.

Esta obra maestra produjo en el auditorio la más profunda emoción.

Gómez de la Vega, en el papel de Jándalo, y Mimí Aguglia, en el carácter de la Pepona, estuvieron acertadísimos.

El público aclamó con entusiasmo a la figura de D. Ramón, al que enviamos nuevamente las expresiones de nuestra más rendida reverencia.” [La Voz, 15-V-1926:.2].

En El Sol, S. se extendió un poco más comentando la creación de la Pepona por Mimí Aguglia como insuperable:

Justa y exacta en los instantes de mayor patetismo llevó al público la impresión que se propuso el autor. Carlos Jiménez acentúa quizá el tono apesadumbrado hasta parecer en algunos momentos demasiado arrepentido de su primer crimen y demasiado temeroso del que le proponen después. Alfredo Gómez de la Vega, que había estrenado ya la obra en Madrid, muy acertado en el papel del Jándalo. [El Sol, 15-V.1926: 2].

Pero advertía también carencias en algunos detalles de dirección artística, poco cuidados, que hicieron que el público se saliera a veces del cauce del sentimiento, especialmente cuando la Pepona cava dentro de la fosa. El desgaste del montaje empezaba a ser evidente. Entre grandes ovaciones fue reclamada la presencia de don Ramón, pero no estaba en el teatro.

Poco añaden para los fines de este ensayo las noticias de otras representaciones. En 1927 ofreció la función en teatros americanos como el teatro Fábregas de México en agosto y todavía se han documentado otras representaciones como en el teatro Lyceum de La Habana el 7 de febrero de 1936.



La cabeza del Bautista en el Retablo de la avaricia, la lujuria y la muerte en 1927


La intensidad de La cabeza del Bautista hace que no solo hoy, sino ya entonces se la calificara como granguiñolesca. Se hizo al representarla, como se ha visto y se reiteró cuando fue editada en el Retablo de la avaricia, la lujuria y la muerte en 1927, aunque ahora al editarla de nuevo apareciera subtitulada como “melodrama para marionetas”, que ha despistado durante años a la crítica posterior 29. Andrenio al reseñar la recopilación de piezas valleinclanianas así lo consideraba a la vista de su brevedad concentrada y la alta tensión emocional que la caracterizan. Y en cierto modo la calificaba como teatro para lectura, volviendo a la tradición galdosiana de aquellas obras escritas con una libertad que no soportaban con facilidad los escenarios.

Al integrarse en esta colección de cinco obras en las que incidía en la fuerza de las pasiones de la avaricia y de la lujuria como capaces de conducir a la muerte componía un retablo simbolista excepcional. Vale la pena volver con detalle sobre el artículo de Andrenio que presenta una síntesis muy ajustada de lo que significaban obras como La cabeza del Bautista para la literatura de su tiempo. Comenzó señalando que los lectores de Valle-Inclán seguramente ya conocían y coleccionaban algunas de las obras que recogía el Retablo de sus ediciones populares. Y resaltaba su peculiar teatralidad moderna que chocaba con ciertos hábitos del ritual que rodea la asistencia al teatro:
 

Obras de teatro son las coleccionadas en el nuevo volumen de las Opera omnia de D. Ramón del Valle-Inclán. Dos de ellas he visto representadas: La cabeza del Bautista y Ligazón. Ambas dan plenamente la ilusión escénica, distinta de los primores de la expresión literaria. Pertenecen a ese teatro concentrado, de alta tensión emocional y abreviado escorzo, al que se ha dado modernamente el nombre de Grand Guignol. El nombre es moderno, y la forma o especie poética también. En este teatro intenso, de alta presión, se manifiesta la tendencia a que la creación poética subordine a sus efectos las condiciones de la representación en vez de estar subordinada a la representación, que es lo tradicional en el teatro y todavía lo vigente.

La dramática ha nacido de la representación, de la mímesis o imitación del caso patético o cómico. En la historia del teatro es fácil ver cómo las condiciones que ponen a la representación escénica las costumbres, la duración del espectáculo, circunstancias de los locales, calidad de los públicos, ocasión religiosa o cívica de las fiestas teatrales, han trazado como un código interior de la dramaturgia que no se refleja en los preceptistas. La emancipación de la literatura como valor en sí, independiente de los valores sociales a que pueda prestar servicio la palabra, permite la aspiración de que aquella relación histórica se invierta y la representación se adapte a la creación poética, en vez de hacerse la fábula poética con vistas a la representación y de conformidad con sus usos. No hay que ir, por ahora más lejos de la palabra aspiración, pues en el mundo de las máscaras la economía es una potencia mayor que la estética. El hecho general es escribir para la representación, y no lo inverso, que la representación sea servidora de la invención poética. Mas se concibe que, avanzando la cultura y la educación estética de los públicos, se podrá llegar por sucesivas gradaciones a establecer la relación jerárquica, natural entre la poesía y la representación. [Andrenio, La Voz, 24-XI-1927]

Había una cierta esperanza, por lo tanto, en que pudieran evolucionar los hábitos de consumo teatral, para dar cabida a estas propuestas que rompían la monotonía ritual de los repertorios teatrales más habituales, pero indudablemente esto no era fácil, ya que en la representación pesaban mucho costumbres, que podían llegar incluso a dejar al margen propuestas escénicas que no encajaran en los hábitos de los espectadores:

La representación es esencial en la dramática. Teatro para leer es una expresión contradictoria lógicamente, pero que puede tener, sin embargo, un sentido histórico. Puede haber obras que hayan perdido la virtud escénica, la eficacia representable. Son dramas muertos que pueden conservar valores literarios e ideológicos; pero que no tienen ya savia dramática, y si se representaran no serían más que una reconstitución arqueológica, como las comitivas históricas que se organizan en las fiestas de las ciudades y que no son más que una mascarada artística conmemorativa. Puede haber también obras dramáticas que no se acomoden a los usos y pragmáticas de la farándula teatral, a las preocupaciones del público, a los tipos corrientes de la representación, y tengan que ser por ello obras de lectura. El lector avisado se las representa en su cabeza y ve que tienen plasticidad y virtud escénicas, pero son obras del teatro del porvenir. Han de esperar un teatro más amplio, más independiente en ideas y en organización económica. La representación lleva el sello histórico de la época; está regida por las costumbres.

Valle-Inclán no es un poeta confinado en la especialidad de un género. En la Lírica, en la Dramática y en la Novela ha dejado la huella genial, la marca de la garra del león, bien que la forma de sus más altas creaciones sea la novela. En este género de creación poética presentan sus obras una fusión de elementos líricos, de movimiento dramático y de narración descriptiva y análisis novelesco que las presenta como síntesis de las tres grandes formas de poesía. No pocas de sus novelas son, como dijo Moratín de La Celestina, novelas dramáticas, novelas dialogadas, de estructura teatral, en que las acotaciones, engarzadas como finos esmaltes, economizan con breves rasgos lapidarios la prosa inevitable del estilo narrativo. Estas obras son, si no todas representables, de fácil adaptación a la escena. [Ibidem]

 Con lo cual Andrenio volvía a situar estas obras en el gran debate abierto en el cambio de siglo de la mano de autores como Pérez Galdós, que habían planteado la fluidez genérica y el acercamiento a la novela como una vía de salida al agotamiento de las fórmulas teatrales propiciadas por la tradición de la pieza bien hecha decimonónica. Acababan forzando la situación tanto que podían ser solo teatro para lectura:

 Valle-Inclán, por la magia del estilo, es, ante todo, autor de lectura; convida a la delectación reposada del hechizo verbal. Hay tantas sugestiones en su expresión literaria, que las mismas obras de estructura teatral más acusada cautivan sin necesidad de la plástica y el movimiento vital de la representación.  Pero, tanto las del teatro poético, de ensueño, por ejemplo, Canción de abril [sic] y Voces de gesta, como las de un intenso realismo trágico, como La cabeza del Bautista, honrarían la escena, y es lamentable que se representen rara vez. [Ibidem]

Pero esto tenía más que ver con las inercias del público y de los empresarios que manejaban la gestión de los teatros que con el verdadero alcance artístico del teatro:

La verdadera renovación del teatro no consiste en desarticular la fábula dramática con contorsiones, ni buscar los modelos de la nueva dramaturgia en el cine o en el circo. No son las formas dramáticas lo que está agotado; es, sencillamente, que hay escasez de buenos autores. Los otros han ido acostumbrando el paladar del público a la vulgaridad, y los empresarios tiemblan ofrecerle otro pasto. Hacer una revista –se ha dicho- es una operación manual, como armar un reloj. Al paso que vamos, las revistas serán lo más aceptable del teatro. El espectáculo va venciendo a la literatura. Habría que restaurar la literatura…, a condición de que fuese literatura, y literatura escénica. [Ibidem]

Al cabo, Valle-Inclán había demostrado que esta escritura dramática nueva, de rica elaboración artística, no tenía porqué quedar reducida a teatro para lectura. Eran ante todo los prejuicios de los espectadores los que hacían que esto ocurriera:

De las cinco obras reunidas en el Tablado de Valle-Inclán dos han resistido victoriosamente las pruebas de la representación: Ligazón y La cabeza del Bautista. Otras dos, La rosa de papel y Sacrilegio, ofrecerían mayores dificultades ante un público poco literario. La más extensa, El embrujado, en tres jornadas (las otras son en un acto), me parece que darían en la escena una penetrante emoción poética, como la de algunas obras de Maeterlinck y de D´Annunzio, habiendo en la de Valle-Inclán un fondo realista que permite destacar mejor lo patético. [Ibidem]

 De este modo, Andrenio, que había comenzado refiriéndose a los referentes genéricos de La cabeza del Bautista y de otras piezas del volumen, concluía emparentándolas como Maeterlinck y D´Annunzio, autores de prosapia culta y refinada, referentes imprescindibles en el repertorio del teatro simbolista. Y es que, en efecto, se podría decir que Valle-Inclán buscó en esta pieza una más de sus conocidas angosturas, esta vez una angostura genérica de arriesgado encaje, no solo entre la novela y el teatro, sino entre la literatura popular y la más elevada.

Tras esta convergencia, los tres personajes de este ensayo continuaron enriqueciendo con sus respectivas actividades el teatro español. La complicidad entre Rivas Cherif y Valle-Inclán se fue haciendo más intensa y el genuino director logró en los años treinta culminar algunos de los espectáculos más gloriosos de don Ramón. Seguían tratando de remover el monótono y repetitivo repertorio teatral y lo hacían con ambición artística.


© Jesús Rubio Jiménez
abril 2025



HEMEROGRAFÍA HISTÓRICA


-           «Arte y artistas. ‘Salomé’, por Mimí Aguglia», La Última Hora. Periódico de Información, Literario y Artístico (Palma de Mallorca), 12 de septiembre de 1922, p. 1.


-           «Página teatral del Heraldo. Confesiones de intérpretes. La cabeza del Bautista», Heraldo de Madrid, 25 de octubre de 1924, p. 5.


-         «En el Salón Lloréns. Una conferencia del Sr. Rivas Cherif sobre el arte universal de Mimí Aguglia y su modalidad española», El Liberal (Sevilla), 22 de enero de 1925, p. 4.

 

-           «Mimí Aguglia y Rivas Cherif en Andalucía», Heraldo de Madrid, 21 de febrero de 1925, p. 1.

-            «La cabeza del Bautista, por Mimí Aguglia», Heraldo de Madrid, 21 de marzo de 1925, p. 5.

 

-            «Cómicos y autores», La Libertad, 26 de marzo de 1925, p. 5.

 

-            «En el Ateneo científico. Rivas Cherif habla de Mimí Aguglia», La Correspondencia de Valencia, 21 de abril de 1925, p. 1.

 

-            «Ateneo Mercantil. Rivas Cherif habla del teatro de Valle-Inclán», El Pueblo, 24 de abril de 1925, p. 1.

 

-            «En el Ateneo Mercantil. Rivas Cherif habla de Valle-Inclán», La Correspondencia de Valencia, 25 de abril de 1925, p. 3.

 

-            «Música y teatros. Carta de Valle-Inclán a Mimí Aguglia», La Vanguardia, 31 de mayo de 1925, p. 31.

 

-            «Escena en el Tamberlick. Cada cual a su manera y La cabeza del Bautista», El Pueblo Gallego (Vigo), 2 de julio de 1925, p. 1.

 

-            «Mimí Aguglia», El Eco de Santiago, 3 de julio de 1925, p. 2.

 

-            «La conferencia de Ayer. Mimí Aguglia», El Eco de Santiago, 4 de julio de 1925, p. 1.

 

-            «Teatro principal. Mimí Aguglia», El Eco de Santiago, 6 de julio de 1925, p. 1.

 

-            «Teatro Principal. Pirandello. – Valle-Inclán», El Eco de Santiago, 7 de julio de 1925, p. 1.

 

-            «Rivas Cherif», El Orzán (A Coruña), 7 de julio de 1925, p.1

 

-            «Teatro Rosalía de Castro. Mimí Aguglia», El Orzán (A Coruña), 7 de julio de 1925, p. 1.

 

-            «Gacetilla teatral. Mimí Aguglia», El Orzán (A Coruña), 8 de julio de 1925, p.1.

-         «Gacetilla teatral. Una yanqui en París», El Orzán (A Coruña), 9 de julio de 1925, p. 1.

-            “Gacetilla teatral”, El Orzán (A Coruña), 10 de julio de 1925, p. 1.

       

-            «Gacetilla teatral. Mimí Aguglia», El Orzán (A Coruña), 11 de julio de 1925, p. 1.

 

-            «Gacetilla teatral. La hija de Jorio», El Orzán (A Coruña), 12 de julio de 1925, p. 1.

 

-            «Teatralerías. Despedida de Mimí Aguglia», La Voz de Galicia, 14 de julio de 1925, p. 2.
 

-            «Teatrales. Cada cual a su manera. La cabeza del Bautista», El Ideal Gallego, 14 de julio de 1925, p. 5.

 

-            «Dos estrenos. Pirandello y Valle-Inclán», El Orzán (La Coruña), 14 de julio de 1925, p. 1.

 

-            «Escenarios donostiarras. Viene Mimí Aguglia», La Voz de Guipúzcoa, 17 de julio de 1925, p. 10.

 

-            «Gente que pasa… Mimí Aguglia, la actriz que artista en todas las lenguas», La Voz de Guipúzcoa, 24 de julio de 1925, p. 6.

 

-            «Escenarios donostiarras», La Voz de Guipúzcoa, 6 de agosto de 1925, p. 8.

 

-            «Escenarios donostiarras», La Voz de Guipúzcoa, 7 de agosto de 1925, p. 10.

 

-            «Escenarios donostiarras En el Principal […] La cabeza del Bautista», La Voz de Guipúzcoa, 8 de agosto de 1925, p. 12.

 

-            «Los teatros. Campos Elíseos. La cabeza del Bautista, de Valle-Inclán», El Liberal (Bilbao), 28 de agosto de 1925, p. 3.

 

-            ALEJANDRO, Luis: «Mimí Aguglia, la excepcional trágica del supremo arte y la suprema emoción», La Gaceta de Tenerife, 22 de diciembre de 1925.

 

-            __________: : «Impresiones artísticas. Mimí Aguglia, la única», La Gaceta de Tenerife, 29 de diciembre de 1925, p. 1.

 

-            «D’Annunzio en España», Libros selectos, México, 18, 15 de julio de 1963, pp. 27-33.

 

-            ANDRENIO, «El teatro de Valle-Inclán», La Voz, 24 de noviembre de 1927, p. 1.

 

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NOTAS


1  Juan Aguilera Sastre, Introducción a la vida y obra de Cipriano de Rivas Cherif, Zaragoza, Universidad de Zaragoza, febrero de 1983. Tesis de licenciatura inédita. Recogió 629 artículos suyos anteriores a su exilio mejicano.on amplia.

Sobre las vicisitudes y entresijos de su recuperación, véase su ensayo con amplia y precisa bibliografía, «Enrique de Rivas: amistad y colaboración», Laberintos, 23 [ 2021: 389-406]. Entre los estudios que han seguido: Aznar y Aguilera Sastre (eds.) [1989], Aznar [1992], Aguilera Sastre [1997], Aguilera Sastre y Aznar [1999], Gentili [1993] y Gil Fombellida [2003].


2. Con carácter general Jesús Rubio Jiménez: «La recepción del Grand Guignol en España. Ensayo de aproximación», Diablotexto, 6, [2002: 71-88]. Alejandro Ocaña Fernández, El teatro del Grand Guignol de París, Madrid, Ediciones Antígona, col. RESAD Estudios teatrales, 2024. De forma más particular, Rubio Jiménez [1993a, 1994a, 1994b, 1999, 2001, 2004].
Ediciones con introducción y notas léxicas: Ramón del Valle-Inclán, Martes de carnaval, [1992a], Tablado de marionetas, [1992b] y Retablo de la avaricia, la lujuria y la muerte, [1996].

3. C. Rivas Cherif, «Un artista español. Director escenográfico de un teatro de arte italiano», Heraldo de Madrid, 4 de octubre de 1924: sobre la temporada del Piccolo en el teatro de la Zarzuela; lo emparentaba con otras iniciativas de “teatro artístico”: el Vieux Colombier, el Convengno de Milán en que trabajaba el escenógrafo Manuel Fontanals, que ya había tenido ruidosos triunfos en Madrid colaborando en el Eslava con Martínez Sierra. Y «El rito teatral del Tenorio y el don Juan tipo», Heraldo de Madrid, 1 de noviembre de 1924: donde mencionaba también la representación en el Piccoli de una pieza sobre el tema de don Juan.

4. En diferentes ocasiones Rivas Cherif mencionó el impacto que le produjeron aquellas representaciones. Unos meses después en una conferencia pronunciada en Valencia en abril de 1925, que comento más adelante, Rivas confesó que el teatro se reveló para él siendo niño cuando la vio actuar en Madrid en Malia, de Capuana, y en La hija de Jorio, de D´Annunzio. Le pareció entonces una verdadera fuerza de la naturaleza. Después, mientras estudiaba en Italia, la visitó en su camerino en Florencia y en adelante siguió su trayectoria, analizando como iba evolucionando su estilo verista.

5. El amplio repertorio interpretado en La Habana desde 1922 a 1924 puede reconstruirse con precisión en el periódico Diario de la Marina, de aquella ciudad. Sobre su llegada, «La Compañía de Aguglia-Grasso», Diario de la Marina, 20 de septiembre de 1922. Ya entonces tenía tomada la decisión de que actuaría en español: «Mimí Aguglia trabajará en español», La Correspondencia de España, 5 de diciembre de 1922.        

6. Queda fuera de mi consideración aquí la historia textual de la pieza, de la que se conserva manuscrito. Véase, Francisca Martínez, «El manuscrito inédito de La cabeza del Bautista», Anales de Literatura Española Contemporánea /Anuario Valle-Inclán, 36-3, 2011, pp. 579-599.

7. No es un aspecto que voy a tratar aquí, pero la moderna escenografía que diseñó fue notable para su éxito. Sobre este escenógrafo italiano fundamental en la renovación teatral española de aquellos años carecemos todavía de la monografía que merece. Se lo trajo de Argentina, donde trabajaba como escenógrafo en el teatro Colón de Buenos Aires, María Guerrero en 1914 y en adelante, fue escenógrafo en el teatro y en el cine españoles. Sería deseable la publicación de los seis cuadernos de su Viaje al pasado. Memorias (Madrid, Archivo Mignoni). Al menos, Pedro Catalán García, «Fernando Mignoni, escenógrafo», ADE-Teatro, 128, 2009, pp. 154-165. Y «Mignoni. Escenografías para Martínez Sierra», Acotaciones, 36, 2016, pp. 41-73.     

8. «En el Salón Lloréns. Una conferencia del Sr. Rivas Cherif sobre el arte universal de Mimí Aguglia y su modalidad española», El Liberal (Sevilla), 22 de enero de 1925. Explicó su trayectoria, como se esfumaba en sus personajes y como caracterizaba a cada uno de ellos de forma suprema. Leyó un elogio de Enrique de Mesa sobre la actriz y otro de Gabriela Mistral, que reproduzco más adelante.

El 21 de febrero de 1925, El Defensor de Córdoba informaba de que la noche anterior Rivas Cherif había dado una conferencia sobre Mimí Aguglia en el Círculo de la Amistad donde esa tarde era obsequiada con una comida íntima.


9. El estreno ha sido muy estudiado, véanse: Carlos Meneses [1982: 18-21] y María Fernanda Sánchez-Colomer [1997: 67-82].

10. La promesa de escribir para ella un drama era cierta. Unas semanas más tarde se publicó en La Vanguardia el 31 de mayo de 1925, en la sección miscelánea de “Música y teatros”, esta carta:


Puebla del Caramiñal. Mayo de 1925.

Mi distinguida amiga:

Tiempo hace que deseaba escribirle y, como todos los días hacía propósito, no ha sido ciertamente la causa del retraso el tenerla a usted en olvido. Quería darle alguna noticia de un drama rústico que traigo en el pensamiento desde que usted estrenó La cabeza del Bautista.

La soberana intensidad con que usted ha encarnado a la Pepona ha suscitado en mí una llamada por el teatro. Me creía curado de esa veleidad, viendo otras veces representadas mis obras, usted por el ensalmo de su arte y de su genio la ha hecho surgir de nuevo. Como el héroe dannunziano: Io metto al vostri piedde la mia sorte. Y su admirador y amigo se los besa. Valle-Inclán.


11.
El propio don Ramón había aprovechado las sugerencias de estos tipos en La hija del capitán como estudié en “Una de apaches: La hija del capitán”, [Rubio, 1994a: 104-110].

12.
No fue el único gran elogio que recibió la actriz de grandes escritores hispanoamericanos. Rubén Darío, que la había visto en La hija de Jorio, cuando vino a España con la compañía Grasso le dedicó una de sus “cabezas”: «Mimí Aguglia», Elegancias: modas y monstruosidades (París), febrero de 1913. La vio como una encarnación de lo femenino seductor y revelador a la vez, misteriosa, con aura sin dejar de ser cercana. Véase, Alejandra Torres, «Las colaboraciones de Rubén Darío en la revista ilustrada Elegancias: moda y monstruosidades (Sobre la cabeza de Delfina Bunge de Gálvez y la crónica Mimí Aguglia)», Anales de Literatura Hispanoamericana, 46, 2017, pp. 77-89.

 
13.
De la segunda conferencia: «Ateneo Mercantil. Rivas Cherif habla del teatro de Valle-Inclán», El Pueblo, 24 de abril de 1925. Y «En el Ateneo Mercantil. Rivas Cherif habla de Valle-Inclán», La Correspondencia de Valencia, 25 de abril de 1925. Las comento completando en nota con la segunda reseña aspectos omitidos en la primera. Sumadas ofrecen una atractiva aproximación a cómo veía Rivas Cherif a don Ramón.     

14. Romance lobos es a juicio del orador «lo más excelente del autor y que constituye la segunda parte de una trilogía que empieza con Águila de blasón

Leyéndosela acostado una tarde a Rivas, en el acto segundo, tuvo un vómito de sangre, pero siguió leyendo como si tal cosa las numerosas cuartillas…


15.
Viene después el estreno de Cuento de abril. Teatro poético en que se aprovechan las aportaciones de Rubén Darío y se estrenó con solo tres días de ensayo porque lo pidió para su beneficio una actriz. Tuvo gran éxito Y al día siguiente Valle lo retiró para demostrarle al empresario que no necesitaba cobrar.

Josefina entró en la compañía de la Guerrero que estrenó La Marquesa Rosalinda, que se desarrolla en un Aranjuez irreal, «en un medio versallesco».

 «El papel principal lo entendió admirablemente la Guerrero que, según su autor, es una gran actriz. Valle no asistió a los ensayos; pero el día del estreno, por la tarde, tuvo que ir a ver las decoraciones, que eran de dos reputados pintores. Apenas entró don Ramón en la sala, que no estaba iluminada, exclamó: ¡Están mal!, Doña María se asombró: ¡Pero si no hay luz!» «No importa –replicó el literato. Se ve, a pesar de ello, que no tienen línea arquitectónica.» E hizo poner unas decoraciones viejas para no aparecer aceptando las que le parecían malas.

Pero lo más chocante viene ahora. La obra –que tuvo gran éxito- había de ser puesta uno de esos sábados que son tortura de la gente de teatro por la mojigatería que en ellos impera. Doña María y don Fernando trataron de suprimir una escena demasiado cruda. Y entonces intervino don Ramón diciendo:

¡Qué bien se está los sábados en Madrid! Yo paseo tranquilamente del café de Levante a la Cibeles y de la Cibeles al café de Levante. No encuentro gente fastidiosa. Y es que ese día todos los imbéciles están en el teatro de la Princesa.

El caso es que el matrimonio de comediantes, al llegar el sábado, pusieron la obra íntegramente. Y la escenita fue más aplaudida que de costumbre. Así es que doña María, al entrar en el saloncillo, le dijo a Valle-Inclán:

¡Hable mal ahora del público de los sábados de moda! ¿No ha oído cómo le aplaudían?

Es que ustedes han reforzado la claque –contestó sencillamente don Ramón.


16. A esta época pertenece un retrato con aire italiano y tizianesco pintado por Anselmo Miguel Nieto: retrato que es casi un autorretrato porque la inspiración la dio Valle.

Otra obra escénica: Voces de gesta. Se estrenó en Madrid el último día de temporada, y con gran éxito en Barcelona. Es una composición influida por D’Annunzio y que realza la epopeya carlista, pues Valle-Inclán ha tenido un carlismo especial y muy bello, cuando todos eran liberales y él quería salvar, tras el nombre del carlismo, ciertos ideales estéticos. La protagonista de la obra es una especie de Judit.

Y he aquí que Valle-Inclán riñe con la compañía Guerrero. Mendoza, y en consecuencia de ellos, se aleja del teatro. Produce entonces El Pasajero, libro de un lirismo hermético, y La Pipa de Kif, libro de un lirismo humorístico. También publica a la sazón La lámpara maravillosa, libro de teoría estética indescifrable, pero cuyo estilo tiene un grandísimo valor musical. Valle-Inclán, que desde su primera ida a Méjico, tomaba haschisch, escribió esta última obra bajo la influencia de dicho estupefaciente.

En esa época, los retratos de Valle-Inclán tienen más valor de humanidad, como se ve en los hechos por el escultor Miranda y por el dibujante Moya del Pino, que imita un grabado en madera.

 

17. Poco después de terminar la guerra, Rivas Cherif pregunta a Valle Inclán y a otros lo mismo que preguntaba Tolstoi: ¿Qué es el arte? ¿Qué debemos hacer? Y Valle-Inclán contesta: esperpentos.

No tarda mucho en publicar La Pluma –revista mensual de Madrid La reina castiza, esperpento de don Ramón. Rivas Cherif narra a continuación el argumento, que consiste –grosso modo en que se discute la paternidad de un príncipe, y se ponen en juego unas cartas comprometedoras, a cambio de las cuales se pide el oro y el moro. Todo ello en un estilo estrafalario.

Luego cita el conferenciante otro esperpento –cuyo nombre no recordamos… en que se demuestra que la naturaleza imita al arte. Un pobre hombre que se bate de mala gana con el ladrón de su honor y que le mata, se ve en consecuencia de ello, convertido en un héroe, pues su nombre y sus hechos aparecen escritos en un cartelón que va por ferias y mercados.

Luces de Bohemia es otro esperpento en que cuenta la verdadera historia de un poeta que cierta noche pasó en la Comisaría y fue recibido por el ministro de la Gobernación, que le aseguró un medio de holgura para lo porvenir. Pero el bohemio murió sin más ni más a la mañana siguiente. Una cosa fuerte como de Chejov o Andreiev.


18. Aquí Rivas abre un inciso.

Habla del intento de teatro libre que varios jóvenes intentaron en la Escuela Nueva. Los ensayos los dirigió en un momento dado Valle-Inclán, poniendo por condición que no se volviera a representar nada de Ibsen. Y se hizo un programa ecléctico en que entraban un entremés de Cervantes, un acto de Bernard Shaw y El Manolo, de Ramón de la Cruz.

Por cierto que cuando ensayaban esta obra, nadie se refería a la obra del señor de la Cruz, sino que con gusto de época decían la obra de don Ramón. Valle-Inclán que –repetimos dirigía los ensayos, hizo objeto de reprensiones la labor de una señorita que ayudaba a los jóvenes de la Escuela Nueva. La muchacha, algo mohína, hubo de contestar:

Yo comprendo que usted se muestre exigente. ¡Cómo al fin y al cabo es una obra suya!

¿Mía?

Sí. Por lo menos, yo he oído hablar de la obra de don Ramón.

Aquella muchacha fue posteriormente primer premio del Conservatorio.

Valle-Inclán tuvo que dejar aquellos ensayos por haber aceptado la invitación del general Obregón para ir a Méjico. Volvió sin dinero, al mismo tiempo que volvía un torero famoso, con un automóvil regalado por la colonia española.
 
         


19. En Madrid lo estrenó la compañía de López Alarcón. No pudiendo representarlo Mimí Aguglia, lo cual le ocasionó gran contrariedad, pues el papel de protagonista le parecía el mejor para ella después de La hija de Yorio. Pero Valle-Inclán le concedió la exclusiva. Y lo estrenó en Barcelona con grandísimo éxito, porque el público comprendió la obra, cosa que no sucedió igualmente en Madrid. Un detalle curioso es que la representación durara en Madrid veinticinco minutos, mientras en Barcelona duro cincuenta. Eso demuestra lo bien cubiertos que fueron los silencios.

El teatro de Valle-Inclán –afirma finalmente el conferenciante es una reacción contra la comedia de té y conversación. Por eso afirma Valle que las dos corrientes más interesantes de la escena española son las del actor Caralt (dramas policiacos) y la del teatro de la Comedia (astrakán).


20. La asociación a Goya se produjo más veces: La esquella de la Torratxa, el 3 de abril de 1925 la calificaba como «capricho macabro» y también el 10 de abril.

21. O habían estado antes: El Día (Palma de Mallorca), 11 de abril de 1925 habla de que debutó esos días.


22. C. C., «Mimí Aguglia en Vigo. Los estrenos de ayer», Faro de Vigo 2 de julio de 1925, p. 7.

«Escena en el Tamberlick. Cada cual a su manera y La cabeza del Bautista», El Pueblo Gallego (Vigo), 2 de julio de 1925, p. 1. Javier Serrano [2011: 181-200] documenta representaciones en La Coruña, San Sebastián, Lisboa (Portugal) Sevilla (12 febrero de 1926), Madrid de nuevo en La Latina el 14 de mayo de 1926.

 
23. No he podido leer: «Teatrales. Cada cual a su manera. La cabeza del Bautista», El Ideal Gallego, 14 de julio de 1925.
 
24. «Escenarios donostiarras. Viene Mimí Aguglia», La Voz de Guipuzcoa, 17 de julio de 1925. Repasaban su trayectoria desde su llegada a Madrid al final de la temporada 1923-1924, su actuación en el teatro del Centro y su recorrido por la geografía española con su compañía, adelantando que debutaría el miércoles día 22.
Para seguir aumentando las expectativas: día 18 de julio en «Escenarios donostiarras» explicaban que trabajaba en castellano para hacerse entender. El día 19 «El éxito de Mimí Aguglia en Portugal», en Lisboa y Coimbra reproduciendo un artículo del Diario de Lisboa y otro de O Seculo sobre La enemiga con que iba a debutar. El día 21, «Mimí Aguglia y su compañía apasionada» reproducían el artículo homónimo de Federico Miñana en La Voz de Valencia donde explicaba su trabajo como un «siroco siciliano», una «ráfaga ululante». El 22 «Mimí Aguglia alma dramática»: le daban la bienvenida y reproducían un artículo de Nuevo Mundo sobre su esfuerzo con el castellano. Y ya en los días siguientes reseñas de sus actuaciones, reproduciendo también artículos que le habían dedicado otros periódicos y que seguramente les iba proporcionando Rivas Cherif cumpliendo su labor como publicista. No los detallo: La enemiga (día 23), Una yanqui en París (24), La mujer X (25, 29), Coquetería (28), Marianela (30); ya en agosto: Fedora (1), Seis personajes en busca de autor, que introdujo con unas certeras palabras Rivas Cherif (5).

25. No he podido leer: «Por los teatros. Estrenaron ayer […]  una novela macabra del señor Del Valle-Inclán», El País Vasco, 8 de agosto de 1925.

26. En las «Gacetillas teatrales» de El Cantábrico puede seguirse el desarrollo de la temporada: el domingo 20 de septiembre anunciaron el debut de la compañía para el martes 22, señalando que la compañía ofrecía un caso único con su repertorio internacional –italiano, inglés y español– y con además con “el aliciente de los estrenos de Pirandello y Valle-Inclán y el de Una yanqui en París.” Pero el estreno de Valle-Inclán no se produjo. Las funciones fueron: La enemiga (día 20), Una yanqui en París (23), La enemiga y Una yanqui en París (24), Una yanqui en París y La mujer X (25, 26, 27), Seis personajes en busca de autor (29, el 30 reseña), Fedora (30). Octubre: Fedora y La mujer X (2), Seis personajes en busca de autor, tarde; La hija de Jorio, noche (3). El domingo la despedida con la función de tarde, Retazo, de Niccodemi, y por la noche La dama de las camelias (4).

27. La Gaceta de Tenerife el 3 de diciembre de 1925 incluyó el artículo de C. Rivas Cherif, «Comediantes ilustres. La trágica Mimí Aguglia», fechado en noviembre en Madrid y ya publicado antes en El Liberal de Bilbao. Por esos días ya se hablaba en Tenerife de que la compañía había debutado en el teatro Circo Cuyás de Las Palmas con La enemiga y que lo haría en el teatro Guimerà de Santa Cruz el 12 de diciembre (La Gaceta de Tenerife, 2 de diciembre de 1925). En el mismo periódico el día 9 de diciembre daban nueva información: seguían en Las Palmas, debutarían el día 15 en el teatro Guimerà de Santa Cruz y llevaban en su repertorio La cabeza del Bautista -pero no se dice que la hubieran representado-. Debutaron en efecto el día 15 con La enemiga; siguieron estas piezas: Retazo (16), La mujer X (17, 18, 26), Una yanqui en París (18, 19, 20), La malquerida (19), La dama de las camelias (20), Los muñecos, de Pierre Wolff, traducida por Carles Batlle; Marianela (22), Seis personajes en busca de autor (23, 31), Mamá es así, de Germain y Moncousin, trad. de Luis Gabaldón y Enrique Gutiérrez (24), Zazá (30). Aún prolongaron la estancia con cuatro funciones más: Vaya una santita; Infiel, de Bracco; El círculo, de S. Maugham; La mano de Mirico, cuento trágico; y Cinco minutos de más, juguete cómico. En los primeros días de enero de 1926 dieron algunas funciones en La Laguna en el teatro Leal: La mujer X (5), La dama de las camelias (5), Los muñecos (6) y Vaya santita (6). El día 7 de enero salió la compañía en el vapor Atlante para la península.

28. De como interpretaba a D´Annunzio, CRC, «D´Annunzio en España», Libros selectos, México, 18, 15 de julio de 1963, pp. 27-33.

29. Sobre las circunstancias y características de aquella edición véase Ramón del Valle-Inclán, Retablo de la avaricia, la lujuria y la muerte, Madrid, Espasa Calpe, col. Clásicos castellanos, 1996. Edición crítica de Jesús Rubio Jiménez.



                                                                                                                                                                                                 El Pasajero, núm. 33, 2025.